Hay lugares que consiguen transportarnos a otra época con solo cruzar sus puertas. A poco más de una hora de Madrid, entre suaves colinas y extensos campos de cereal, se alza orgullosa la villa medieval de Hita, un auténtico tesoro castellano que parece sacado de las páginas de un libro de caballería. Este enclave histórico, encaramado en lo alto de un cerro y coronado por los restos de su antiguo castillo, nos invita a retroceder varios siglos en el tiempo mientras recorremos sus empinadas callejuelas empedradas y atravesamos el majestuoso arco de Santa María, único superviviente de su antigua muralla defensiva.
El encanto de Hita no radica únicamente en su indudable valor patrimonial, sino en la atmósfera medieval que impregna cada rincón y que se mantiene viva gracias a sus tradiciones centenarias y a su afamado Festival Medieval, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 1964. Pocas experiencias resultan tan enriquecedoras como perderse por el trazado laberíntico de este municipio guadalajareño, detenerse a contemplar sus casas de estructura tradicional castellana o dejarse cautivar por las vistas panorámicas que se extienden desde lo alto de su cerro, abarcando un horizonte que parece infinito y que nos habla de la importancia estratégica que tuvo este enclave en tiempos pasados.
3FESTIVAL MEDIEVAL DE HITA: CUANDO EL PASADO COBRA VIDA

Si existe un momento especial para visitar esta localidad situada a tan corta distancia de Madrid, ese es sin duda el primer sábado de julio, cuando se celebra el renombrado Festival Medieval de Hita. Desde 1961, esta celebración ha convertido las calles del municipio en un auténtico escenario donde el medievo cobra vida a través de representaciones teatrales, mercados de época, torneos de caballería y desfiles históricos. Declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional, este evento cultural pionero en España ha servido de inspiración para numerosas recreaciones históricas que hoy se celebran por toda la geografía nacional, consolidándose como uno de los festivales medievales más antiguos y prestigiosos.
El plato fuerte del festival tiene lugar al anochecer en las ruinas de la iglesia de San Pedro, donde cada año se representan obras clásicas adaptadas al entorno medieval o piezas inspiradas en «El Libro de Buen Amor». Los visitantes pueden disfrutar también del tradicional Torneo Medieval, en el que caballeros ataviados con armaduras compiten en justas y otros ejercicios de destreza.
Durante toda la jornada, el pueblo se transforma en un bullicioso mercado medieval donde artesanos venidos de toda España exponen sus creaciones, mientras trovadores, malabaristas y músicos amenizan el paseo por las empedradas calles. Este evento anual atrae a miles de visitantes que, por un día, pueden experimentar cómo era la vida en la época en que el Arcipreste escribió sus famosos versos.