sábado, 22 marzo 2025

No aparece en las guías, pero este es el pueblo medieval más bonito de España

Perdido en un rincón del País Vasco, donde la península ibérica casi roza Francia, se esconde una joya, un pueblo medieval que muchos viajeros desconocen. Este pueblo vasco de Hondarribia conserva uno de los cascos históricos mejor preservados de todo el norte peninsular, con murallas que han resistido el paso de los siglos y calles empedradas que relatan historias de piratas, comerciantes y reyes. Quienes visitan este rincón de Guipúzcoa por primera vez suelen quedarse maravillados ante la autenticidad que conserva cada piedra de sus edificios centenarios.

Las guías turísticas más populares no siempre le otorgan el protagonismo que merece, eclipsado quizás por localidades más mediáticas como Toledo o Ávila. Sin embargo, pocos lugares combinan tan magistralmente la esencia de un asentamiento medieval con la elegancia de mansiones nobiliarias, la belleza de sus casas de colores junto al mar y la exquisitez de una gastronomía que ha traspasado fronteras. Su privilegiada ubicación geográfica, bordeando la desembocadura del río Bidasoa y mirando hacia Francia desde la bahía de Txingudi, añade un valor paisajístico extraordinario que complementa su valor histórico y cultural.

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UN LABERINTO DE CALLES MEDIEVALES PERFECTAMENTE CONSERVADAS

Fuente propia

Adentrarse en el casco antiguo de Hondarribia supone emprender un viaje en el tiempo. La Calle Mayor, eje vertebrador del entramado urbano medieval, conserva edificios blasonados que atestiguan el poderío de antiguas familias nobles que escogieron este pueblo como residencia. Los escudos heráldicos tallados en piedra, los aleros de madera que sobresalen majestuosamente y los balcones de hierro forjado conforman un conjunto arquitectónico de valor incalculable que ha merecido la declaración de Conjunto Monumental.

La perfecta armonía cromática entre las fachadas encaladas y las vigas de madera pintadas de colores intensos crea un paisaje urbano único en el contexto de los pueblos medievales españoles. Cada esquina, cada plazuela, cada recoveco esconde detalles arquitectónicos sorprendentes que revelan la maestría de los constructores vascos de antaño. La Iglesia de Santa María de la Asunción, con su impresionante retablo barroco y su torre que servía como puesto de vigilancia para alertar de barcos enemigos, constituye otro de los hitos imprescindibles durante un paseo por estas calles empedradas que parecen congeladas en el tiempo.


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