Muchas personas creen que dormir bien es cuestión de acostarse temprano y evitar distracciones, pero la realidad es mucho más compleja. El descanso de calidad no se basa únicamente en la cantidad de horas dormidas, sino en una combinación de hábitos que influyen en la capacidad del cuerpo para recuperar energía. En España, casi la mitad de los adultos sufre problemas de sueño, y las consecuencias de no descansar adecuadamente pueden afectar la salud física y mental.
Los expertos advierten que la privación de sueño prolongada puede reducir la esperanza de vida y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas. No basta con intentar dormir más, sino que es necesario identificar qué factores pueden estar interfiriendo en la calidad del descanso. Si el insomnio o los despertares frecuentes se han convertido en un problema recurrente, es posible que la clave no esté en la noche, sino en lo que ocurre durante el día.
6El ambiente adecuado para dormir bien

El entorno en el que se duerme influye más de lo que parece en la calidad del descanso. Una habitación demasiado iluminada o con temperaturas extremas puede interrumpir el sueño y hacer que el cuerpo no logre entrar en fases de descanso profundo. Lo ideal es mantener un espacio fresco, oscuro y silencioso, donde la mente pueda asociar el lugar con el descanso.
Otro factor a considerar es la organización del entorno antes de acostarse. El desorden visual genera estrés y puede hacer que la mente se mantenga activa cuando debería estar relajándose. Tener la habitación en orden y evitar estímulos innecesarios ayuda a crear un ambiente propicio para dormir bien.