viernes, 28 marzo 2025

Se demuestra que dormir bien o no depende solo de si haces estas cosas o dejas de hacerlas

Muchas personas creen que dormir bien es cuestión de acostarse temprano y evitar distracciones, pero la realidad es mucho más compleja. El descanso de calidad no se basa únicamente en la cantidad de horas dormidas, sino en una combinación de hábitos que influyen en la capacidad del cuerpo para recuperar energía. En España, casi la mitad de los adultos sufre problemas de sueño, y las consecuencias de no descansar adecuadamente pueden afectar la salud física y mental.

Los expertos advierten que la privación de sueño prolongada puede reducir la esperanza de vida y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas. No basta con intentar dormir más, sino que es necesario identificar qué factores pueden estar interfiriendo en la calidad del descanso. Si el insomnio o los despertares frecuentes se han convertido en un problema recurrente, es posible que la clave no esté en la noche, sino en lo que ocurre durante el día.

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El impacto del ejercicio en el sueño

Fuente: Merca2

Hacer ejercicio de forma regular contribuye a dormir bien, pero el horario en el que se realiza puede afectar la capacidad del cuerpo para relajarse. El movimiento físico ayuda a regular el metabolismo y liberar tensiones, pero si se practica demasiado tarde, puede generar un estado de activación que retrasa la conciliación del sueño. Muchas personas sienten que el cansancio físico las hará dormir mejor, pero la clave está en permitirle al cuerpo el tiempo suficiente para entrar en estado de reposo.

La mejor estrategia para aprovechar los beneficios del ejercicio sin afectar el descanso es realizarlo en horas de la tarde o primeras horas de la noche. Actividades como caminar o hacer estiramientos pueden ser útiles para relajar los músculos sin alterar la producción de melatonina. En cambio, entrenamientos de alta intensidad pueden elevar la temperatura corporal y retrasar la sensación de somnolencia.