«Sería inaceptable que, cuando estamos recordando que hace ya cincuenta años murió el dictador Francisco Franco, alguien cayera en la tentación de tratar de adueñarse de un medio de comunicación independiente desde el poder, bien directamente, bien utilizando alguna empresa estatal como instrumento».
Con estas 43 palabras escritas en El País el presidente del Grupo Prisa y nuevo principal enemigo mediático del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, Joseph Oughourlian, realizaba su segunda exhibición de fuerza en dos días, ya que en la víspera se autonombró presidente del diario en sustitución del sanchista Carlos Núñez y ascendió a su íntima amiga Pilar Gil como CEO del periódico.
A Sánchez no le sobresaltaba tanto un artículo del principal periódico de España (en influencia y suscriptores) desde que el 28 de septiembre de 2016 el equipo de Juan Luis Cebrián y Antonio Caño le tachó a través de un editorial como «insensato sin escrúpulos» por su «no es no» a la investidura de Mariano Rajoy.
«El revés recibido por el PSOE en las elecciones autonómicas celebradas en Galicia y el País Vasco el pasado domingo, que se suma a las derrotas cosechadas en las dos elecciones generales del último año, donde el PSOE ha obtenido los peores resultados de su historia, deberían haber supuesto la dimisión automática de su líder. Cualquier dirigente político cabal lo hubiera hecho sin dudarlo. Pero Sánchez ha resultado no ser un dirigente cabal, sino un insensato sin escrúpulos que no duda en destruir el partido que con tanto desacierto ha dirigido antes que reconocer su enorme fracaso», afirmaron hace más de 8 años.
TRES FRENTES
Pedro Sánchez se aplica el ‘Manual de resiliencia’ para mantenerse a flote en las encuestas pese a la ruidosa tormenta mediático-judicial que le está cayendo. Algunos de sus miembros de confianza comienzan a recelar sobre las labores de su asesor José Miguel Contreras, que atina a diagnosticar la asimetría mediática que favorece a la derecha en España y falla al entrar como caballo en cacharrería en RTVE, Movistar Plus+ y el Grupo Prisa.
El PSOE podría tener controlado este eje sin necesidad de, aprobar un obsceno decreto-ley presidencialista que otorga plenos poderes a José Pablo López en la pública; reñir con su antiguo aliado Joseph Oughourlian por el nacimiento de una televisión de partido; y colocar al zapaterista Javier de Paz en la presidencia de la plataforma de Telefónica (que podría convertirse en moneda de cambio para doblar el brazo a Vivendi en Prisa, refugio para Contreras y sus compañeros caídos Carlos Núñez, Fran Llorente, Enric Hernández e impulsora del juguete televisivo propagandístico ideado por Contreras).

Nacho Cardero en El Confidencial echa de menos a Miguel Barroso, que era el principal gurú de Sánchez hasta su prematura muerte a inicios de 2024. «Con Barroso, un tipo discreto, pero de modales florentinos, no hubiera habido guerra accionarial como la que se está dirimiendo en Prisa, editora del diario El País», dice el periodista.
Añade Cardero que «el problema es que José Miguel Contreras, su sustituto a la vera del presidente, carece de las habilidades de su predecesor, emplea la brocha gorda y ha embarcado al Gobierno en la madre de todas las guerras, la de Prisa, cuando no había razón alguna para hacerlo, salvo por el capricho de contar con una televisión propia para alcanzar un 2% de share».
DEUDA
Oughourlian podría controlar el 35% de Prisa de forma directa y otro 11,87% a través de sus socios de Vivendi, lo cual dificulta la operación de La Moncloa de derribarle de la presidencia a través de supuestas presiones como la desvelada este fin de semana por el semanario conservador francés Le Point.
El empresario francés afronta la refinanciación de los 750 millones de deuda de Prisa con proveedores como Pacific Investment Management Company (Pimco), que quiere que el directivo siga al frente de la nave.
El presidente de Prisa por ahora no ha indicado cambios en la línea editorial del grupo en relación al Gobierno ni tampoco ha ordenado el relevo del ‘team Contreras’ (integrado por periodistas como Eva Baroja, opinólogos como Cristina Monge o el yolandista Ignacio Sánchez-Cuenca y algunos colaboradores de Infolibre).
Oughourlian podría apostar por la prudencia a nivel editorial por la dependencia que tiene Prisa a la publicidad institucional que otorga el Gobierno, los intereses de la filial LaCoproductora (que es propiedad al 100% de Prisa desde el pasado verano y tiene proyectos pendientes en RTVE) y el miedo a una posible desbandada de abonados de El País que adviertan cierto viraje del diario hacia el cebrianismo que se dice progresista y ha encontrado hueco en The Objective.