miércoles, 19 marzo 2025

«Barriga por cortisol», el tipo de grasa abdominal que pocos conocen y cómo acabar con ella

La acumulación de grasa abdominal constituye una de las principales preocupaciones para quienes buscan mejorar su salud y apariencia física. El cortisol, conocido popularmente como la hormona del estrés, juega un papel determinante en la formación de un tipo específico de barriga que resulta especialmente difícil de combatir mediante métodos convencionales. Esta peculiar acumulación de grasa visceral no solo afecta a la estética corporal, sino que supone un importante factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

La sociedad actual, caracterizada por ritmos frenéticos y altos niveles de presión, ha provocado que los casos de barriga por cortisol aumenten significativamente en los últimos años. Los expertos advierten que el desconocimiento generalizado sobre este fenómeno impide que muchas personas identifiquen correctamente el origen de su problema y, por tanto, fracasen repetidamente en sus intentos de eliminar esa grasa localizada mediante dietas restrictivas o ejercicios intensivos. Comprender los mecanismos hormonales que intervienen en este proceso resulta fundamental para implementar estrategias efectivas que permitan recuperar un vientre plano y, lo más importante, mejorar la salud integral.

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ALIMENTACIÓN CLAVE: QUÉ COMER PARA COMBATIR LA BARRIGA POR CORTISOL

Fuente Freepik

La alimentación juega un papel fundamental en la regulación de los niveles de cortisol y, por ende, en la reducción de la grasa abdominal asociada a esta hormona. Los alimentos ricos en vitamina C, como cítricos, kiwi y pimientos, han demostrado ser eficaces para disminuir la producción excesiva de cortisol, especialmente durante periodos de estrés intenso. Un estudio realizado por la Universidad de Alabama evidenció que las personas que consumían al menos 500 mg diarios de vitamina C mostraban niveles significativamente más bajos de esta hormona tras ser sometidas a situaciones estresantes. Del mismo modo, los alimentos con alto contenido en magnesio como el chocolate negro, las legumbres y los frutos secos contribuyen notablemente a la regulación hormonal y a la disminución del estrés oxidativo celular.

Por otro lado, resulta igualmente importante identificar y reducir aquellos alimentos que pueden disparar los niveles de cortisol. El consumo excesivo de carbohidratos refinados, azúcares y grasas saturadas provoca picos de glucosa en sangre que, a su vez, estimulan la producción de esta hormona del estrés. La cafeína, aunque beneficiosa en pequeñas cantidades, puede convertirse en un potente estimulante de la liberación de cortisol cuando se consume en exceso o en momentos de tensión. Los expertos en nutrición hormonal recomiendan adoptar un patrón alimentario basado en proteínas magras, grasas saludables y carbohidratos complejos, distribuidos en cinco comidas moderadas a lo largo del día para mantener estables los niveles de glucosa y, por consiguiente, prevenir los picos de cortisol que favorecen la acumulación de grasa visceral en la zona abdominal.


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