lunes, 17 marzo 2025

La defensa europea en juego: cómo la geopolítica reconfigura la seguridad y las estrategias empresariales

La defensa europea está experimentando una transformación significativa, impulsada por la creciente inestabilidad geopolítica y la necesidad de una mayor autonomía. Desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la urgencia de reforzar las capacidades de defensa ha cobrado protagonismo en la agenda política de los líderes europeos. Tradicionalmente, Europa ha dependido de las garantías de seguridad proporcionadas por Estados Unidos, pero los recientes movimientos diplomáticos de la administración estadounidense han puesto de relieve la necesidad de que Europa tome las riendas de su propia defensa. Este contexto histórico ha catalizado un debate crucial en torno a las capacidades militares y la financiación necesaria para establecer una defensa robusta y eficiente.

La aceleración del gasto en defensa en Europa

Durante décadas, la balanza del gasto en defensa ha favorecido a Estados Unidos, que ha aportado más de dos tercios del presupuesto global de la OTAN. En el contexto actual, se ha comenzado a notar un cambio notable en la disposición de los países europeos a incrementar sus presupuestos de defensa. Según los últimos datos, en 2024 se prevé que 23 de los 32 miembros de la OTAN cumplan con el objetivo de gasto del 2% del PIB, un aumento significativo desde solo siete miembros en 2022. Polonia, por ejemplo, lidera con un presupuesto de defensa del 4,12% del PIB, y las discusiones en la OTAN sugieren que algunos países podrían necesitar alcanzar un umbral del 3% o más en el futuro.

La iniciativa del departamento de eficiencia gubernamental de EE.UU.

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El Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE. UU. (DOGE) está redefiniendo las prioridades de defensa de su país. Este cambio, que implica un giro hacia contratos de precio fijo en lugar de los tradicionales de costo incremental, está generando una presión financiera sobre las empresas de defensa más cercanas a EE. UU. Este nuevo enfoque puede tener dos efectos contrapuestos: por un lado, podría limitar la capacidad de EE. UU. para financiar la defensa europea a través de la OTAN; por otro, puede motivar a las naciones europeas a concentrarse más en incrementar sus adquisiciones nacionales y disminuir su dependencia de los sistemas de defensa estadounidense.

Además, el panorama de seguridad se ve transformado por la aparición de nuevas amenazas, como la ciberguerra y las tecnologías militares impulsadas por la inteligencia artificial (IA). Estas nuevas realidades subrayan la necesidad de realizar inversiones significativas en defensa y modernizar los arsenales europeos, que en muchos casos han quedado obsoletos desde la Guerra Fría.

¿Cómo financiará Europa su expansión en defensa?

El incremento del gasto en defensa presenta un desafío monumental, especialmente en un contexto donde los niveles de deuda soberana en Europa son elevados. No obstante, los líderes europeos están explorando soluciones innovadoras para asegurar la financiación necesaria. Una opción que se está considerando es la reorientación de los presupuestos existentes de la Unión Europea (UE), con un enfoque en la reasignación de los Fondos de Cohesión y los préstamos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) que aún no se han utilizado. Sin embargo, las restricciones legales de los tratados de la UE podrían limitar su aplicación para gastos militares específicos.

Otra alternativa viable es la creación de Bonos Europeos de Defensa, similar a los exitosos fondos de recuperación NextGenerationEU introducidos tras la pandemia de COVID-19. La unión de recursos a nivel europeo podría presentar un mecanismo de financiación coordinado y eficaz, permitiendo que los Estados miembros gestionen de manera conjunta su capacidad de defensa.

En paralelo, la inversión privada y las asociaciones público-privadas están ganando prominencia. Las empresas contratistas de defensa y los inversores institucionales se están considerando cada vez más como socios estratégicos para financiar proyectos de gran escala, especialmente en campos como armamento, ciberdefensa e inteligencia artificial. Las colaboraciones en este ámbito permitirán a los gobiernos acelerar términos de adquisición y avances tecnológicos.

A pesar de estas opciones, es claro que Europa debe encontrar un modelo de financiación sostenible para respaldar sus crecientes ambiciones de defensa sin poner en riesgo la estabilidad económica. El desafío radicará en asegurar inversiones a largo plazo que fortalezcan la seguridad y la autonomía estratégica del continente.

Impacto en el mercado de acciones de defensa: ¿continuará la tendencia positiva?

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Desde 2022, las acciones del sector defensa en Europa han experimentado un notable auge, impulsadas por el aumento en las carteras de pedidos y el reconocimiento de que la inversión militar ya no es opcional. En el último año, las acciones del sector defensa europeo crecieron un 40,8%, superando el rendimiento general del mercado de valores europeo, que se presentó con un incremento del 11,4%.

Este impulso en las acciones se puede atribuir a tres tendencias que aceleran el crecimiento en el sector:

1. Carteras de pedidos en máximos históricos: Los contratistas de defensa europeos poseen una cartera de pedidos sin precedentes. Para el periodo 2024-2029, las previsiones apuntan a una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) del 11% en las ventas y aproximadamente del 16% tanto en el EBIT ajustado como en el BPA ajustado. Estas cifras contrastan notablemente con el crecimiento más modesto observado entre 2019 y 2024.

2. Compromisos de los Gobiernos: Con contratos a largo plazo asegurados y presupuestos destinados a gastos adicionales, la visibilidad de la demanda de productos de defensa en Europa permanece robusta.

3. Impulso de la Autonomía Estratégica por parte de la UE: La Comisión Europea ha propuesto establecer una Estrategia Industrial de Defensa Europea (EDIS), con la meta de que al menos el 50% de las adquisiciones se realicen dentro de la UE para 2030, incrementándose al 60% para 2035.

Una nueva era para la defensa europea

La industria europea de defensa está atravesando un periodo de transformación, caracterizado por un aumento significativo en las inversiones y un enfoque renovado hacia la autonomía. Ante el panorama de riesgos geopolíticos en constante evolución y la incertidumbre respecto al apoyo de Estados Unidos, los países europeos están implementando medidas proactivas para forjar un ecosistema militar más robusto y autosuficiente.

Aunque persisten desafíos en la obtención de financiación, el impulso en los presupuestos de defensa, las inversiones en tecnología y los compromisos con la OTAN hacen que este cambio no solo sea necesario, sino también inevitable. Con el respaldo que brinda la UE a las reformas en los sistemas de adquisiciones, las acciones del sector de defensa se encuentran bien posicionadas para beneficiarse, especialmente aquellas con exposición en ámbitos como los sistemas terrestres (municiones y vehículos) y aéreos (defensa antiaérea, misiles y drones).

La historia reciente y sus implicaciones sugieren que Europa está a las puertas de una nueva era en su política de defensa, promoviendo no solo la seguridad de sus fronteras, sino también su autonomía estratégica en el ámbito internacional. Este despertar es reflejo de una combinación de circunstancias que, con la colaboración y la voluntad política adecuada, pueden llevar a la UE a establecerse como un actor clave en el panorama de la defensa global.


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