La discreción es una de las principales armas del sistema tributario español cuando se trata de vigilar los movimientos financieros de los contribuyentes. Hacienda dispone de sofisticados mecanismos de control que rastrean operaciones bancarias sin necesidad de comunicarlo previamente a los ciudadanos, garantizando así la eficacia de sus investigaciones. Esta vigilancia silenciosa se ha intensificado en los últimos años como parte de la estrategia para combatir el fraude fiscal y el blanqueo de capitales, dos problemas que siguen minando los cimientos de la economía nacional.
Lo que muchos desconocen es que existen umbrales concretos a partir de los cuales saltan automáticamente las alarmas en los sistemas informáticos de la Agencia Tributaria. Cuando realizamos determinadas operaciones financieras que superan ciertos importes, nuestros movimientos quedan registrados en bases de datos que posteriormente pueden ser objeto de análisis por parte de los inspectores. Estos límites no son arbitrarios, sino que responden a criterios establecidos tras años de experiencia en la lucha contra la evasión fiscal, conformando una red invisible pero omnipresente que supervisa la economía española.
4PRÉSTAMOS Y CRÉDITOS: VIGILADOS DESDE LOS 6.000 EUROS

Los préstamos entre particulares, especialmente los familiares, representan otro foco de atención para Hacienda cuando superan los 6.000 euros. Aunque muchos ciudadanos desconocen esta obligación, estos acuerdos privados de financiación deben formalizarse documentalmente y comunicarse a la administración tributaria, incluso cuando se realizan entre padres e hijos o entre cónyuges. Este control responde a la histórica utilización de supuestos préstamos para encubrir donaciones o transferencias patrimoniales que eludían los correspondientes impuestos.
La falta de documentación que acredite la existencia real del préstamo, los plazos de devolución o los intereses pactados puede derivar en recalificaciones fiscales por parte de Hacienda. En estos casos, lo que el contribuyente presentó como un préstamo puede acabar considerándose una donación encubierta sujeta a tributación, con las correspondientes sanciones e intereses de demora. Los inspectores prestan especial atención a aquellos préstamos que nunca se devuelven o que no siguen los patrones habituales de amortización, pues suelen ser indicadores de posibles estrategias para eludir impuestos como el de Sucesiones y Donaciones.