En el capítulo 266 de Sueños de Libertad, Jesús, uno de los personajes más entrañables y complejos de la serie, toma una decisión que cambiará su vida y la de los que le rodean para siempre. Con el corazón lleno de desencantos y el peso de la dislocación, Jesús decide dejar Toledo y marchar a París, sin mirar atrás y abandonando un pasado lleno de desencuentros y de vacío. Este acontecimiento no solo cambiará su destino, sino que conmoverá los cimientos de las familias De la Reina y Merino que tienen que lidiar con sus propias tensiones.
La trama de Sueños de Libertad siempre ha reflejado las dificultades sociales, familiares y personales que produjeron una determinada época, y en este capítulo se agudizan los conflictos, los lazos se deshacen y los personajes tienen que tomar decisiones que les cambiarán para siempre.
3AMOR, PÉRDIDA Y LIBERTAD

El amor, en cualquiera de sus formas, continúa ocupando el eje de la historia en Sueños de Libertad. Claudia comienza a sentir, por el favor que ha dispensado a su tía, una especie de apego por el tabernero que no pasa desapercibido por Carmen, quien pone en duda de que exista algún tipo de relación entre Claudia y la mujer que hace las conveniencias de tabernera, Manuela.
Este triángulo añade a la historia un nuevo nivel de complejidad, mostrando hasta qué punto el amor es capaz de ser una fuerza unificadora en un mundo lleno de conflictos. Claudia, al encontrarse en medio de sus sentimientos y al mismo tiempo de las expectativas del resto, encarna la lucha interna de muchos personajes que pretenden ser fieles a sí mismos en un mundo lleno de normas y de prejuicios.
A la vez, Luis se va viendo sometido a la presión de su propia batalla personal. Después de recibir la misma información que le dio la doctora, Luis ve que la pérdida del olfato efectivamente es consecuencia del traumatismo craneoencefálico: una información muy difícil de asimilar. Aunque había una opción a que ahora solo fuera provisional, el miedo a perder el olfato de modo definitivo le llevaría a coquetear con la idea de explorar otro futuro como perfumista.
Un entorno totalmente nuevo, que destierra, no solo el futuro y la posibilidad de realizar el oficio, sino también la identidad y la persona que Luis es de modo inquebrantable: el olfato ha sido siempre un elemento de su forma de ser. Luis, al contemplar el estado en el que se vería precipitado en el futuro si pierde lo que más ama, nos recuerda la fragilidad de las pasiones y hasta qué punto forman parte de la totalidad de la existencia.
Por otro lado, la boda de Marta y Pelayo se va acercando sin drama. Doña Clara, por otro lado, de modo inquebrantable, vertebradora de relaciones familiares, va a poner una última exigencia: Fina no tiene que estar presente ni a la ceremonia ni a la fiesta. Esta demanda muestra hasta qué punto existe el combate de una familia, por un lado, y de otra familia por otro, pero también señala el modo en que las decisiones de unos acaban afectando a los más jóvenes, como en este caso, a Julia.