Los síntomas silenciosos de enfermedades graves suelen manifestarse en partes del cuerpo aparentemente inconexas, convirtiéndose en señales que pasan desapercibidas para la mayoría. El cáncer de páncreas representa uno de los ejemplos más claros de esta paradoja médica, mostrando a veces signos en extremidades inferiores mucho antes de que aparezcan los síntomas clásicos abdominales. Esta particularidad ha llamado la atención de los especialistas en los últimos años, quienes advierten sobre la importancia de prestar atención a cambios sutiles que podrían salvar vidas si se detectan a tiempo.
Las estadísticas resultan alarmantes cuando se trata de esta enfermedad que afecta a miles de españoles cada año. Con una tasa de supervivencia a cinco años que apenas supera el 10%, la detección precoz se convierte en un factor determinante para mejorar el pronóstico. Sin embargo, la naturaleza esquiva del cáncer de páncreas y su ubicación profunda en el abdomen dificultan su diagnóstico temprano, por lo que cualquier señal externa, como las que pueden manifestarse en las piernas, adquiere un valor incalculable para pacientes y profesionales sanitarios por igual.
2CAMBIOS EN LA PIEL QUE NO DEBES IGNORAR

Las alteraciones dérmicas en las piernas pueden constituir signos sutiles pero significativos asociados al cáncer pancreático. Entre las manifestaciones más características destaca la eritromelalgia, una condición que provoca enrojecimiento intenso, aumento de temperatura y sensación de quemazón en pies y piernas, apareciendo de forma intermitente y sin relación aparente con factores externos como el calor o el ejercicio como sucedería en otras patologías más comunes. Este síndrome paraneoplásico, como lo denominan los especialistas, puede manifestarse hasta un año antes que otros síntomas más evidentes relacionados con el tumor.
Otro signo cutáneo relevante es la aparición de una coloración inusualmente oscura en determinadas zonas de las piernas, fenómeno conocido médicamente como acantosis nigricans. Esta hiperpigmentación se caracteriza por presentar un aspecto aterciopelado y pliegues cutáneos más marcados, localizándose frecuentemente en zonas de flexión como la parte posterior de las rodillas o los tobillos, aunque también puede afectar a otras áreas del cuerpo. La presencia de esta alteración dérmica, especialmente cuando aparece de forma repentina en adultos sin antecedentes de diabetes u obesidad, debería considerarse una señal de alerta que requiere evaluación médica inmediata.
La dermatitis pancreática representa otra manifestación cutánea vinculada al cáncer de páncreas que puede observarse en las piernas. Se manifiesta como pequeñas ampollas o vesículas dolorosas que evolucionan hacia costras y descamación, distribuyéndose de manera asimétrica y errática por la superficie de los miembros inferiores sin seguir el patrón habitual de otras afecciones dermatológicas comunes. Los pacientes suelen reportar que estas lesiones son resistentes a los tratamientos tópicos convencionales y tienden a reaparecer incluso después de periodos de aparente mejoría, característica que debería poner en alerta tanto al afectado como a los profesionales sanitarios sobre una posible causa subyacente más grave.