No ha sido una buena semana para Talgo. La empresa española fabricante de trenes empezó la semana viento como la sanción de Renfe por el retraso de los trenes Avril terminaba por dejarles pérdidas, incluso a pesar de sus ingresos récord, se ha sumado una caída en bolsa que a pesar del pequeño rebote del viernes sigue siendo dramática y ahora la empresa reporta unos 318 millones de euros en deudas y además se retrasa no solo con las entregas de Renfe, sino también con las de la alemana Deutsche Bahn. Todo esto, mientras que CAF, el otro fabricante de trenes de España, presenta resultados positivos en bolsa.
Además, esto ocurre con el trasfondo de la compra del 29,8% de las acciones de la empresa a Trilantic por parte del consorcio liderado por la vasca Sidenor. La compra, a pesar de haberse cerrado el acuerdo, aún no se ha llevado a cabo y este tipo de situaciones son una mala noticia para el posible comprador, además ponen en el relieve el motivo principal, incluso por encima de los ingresos, por lo que el fabricante necesita un comprador: Requiere un socio industrial para no seguir retrasando las entregas de sus trenes.
Es una pared con la que Talgo se ha estrellado una y otra vez, a pesar de la importancia que sigue teniendo para el mercado de la alta velocidad local, y no ha podido resolver con su capacidad actual. Es uno de los motivos por los que ofertas para compra, como la de la húngara Magyar Vagon o la reciente oferta de la polaca Pesa, podían parecer buenas opciones a pesar de la comprensible preocupación por dejar que una empresa calificada como estratégica por el Gobierno español caiga en manos extranjeras, en particular en las húngaras por la cercanía de la empresa a Viktor Orbán, y la del jefe de Estado húngaro a Vladímir Putin.
De todos modos es complicado que haya una solución inmediata, a pesar de la importancia que tiene Talgo para el futuro de la alta velocidad, tanto en España como en el resto de Europa, lo cierto es que si no hay un cambio en su situación industrial seguirán lidiando con los problemas de retrasos en los pedidos y aunque de momento su innegable conocimiento de las vías de ancho variable, una de las ventajas que vienen de trabajar por décadas dentro del particular sistema ferroviario español.
TALGO SIGUE LIDIANDO CON LOS MISMOS PROBLEMAS DE LOS ÚLTIMOS AÑOS
Lo cierto es que la realidad de la empresa sigue siendo complicada en el corto plazo, y sigue siendo muy dependiente de su posible comprador. La empresa española tiene que buscar una solución para esa velocidad de entregas, y de momento no hay una evidente con solo tres fábricas activas, dos en la propia España y una en Estados Unidos. Es una situación interesante para la empresa, que al mismo tiempo que sigue retrasando las entregas debe seguir sumando nuevos pedidos para intentar volver a los números verdes.
En cualquier caso, será interesante ver cada uno de los movimientos de la empresa en los próximos meses. El fabricante tiene, de momento, trabajo hasta el final de esta década, pero si siguen alargando sus entregas, y sigue sin aparecer una solución industrial real, esto se suma a los problemas que tienen con sus accionistas, molestos tras el veto del gobierno a la opa por parte de los húngaros que sigue siendo la mejor oferta económica hecha por una de las empresas interesadas en adquirir Talgo.

Además, el sumar nuevos pedidos será necesario tanto para enfrentar las sanciones por los retrasos en las entregas actuales, y para cubrir los más de 300 millones de euros en deudas que tienen que quitarse de encima en los próximos años. Es la realidad que debe asumir Sidenor una vez que se cierre la compra, o cualquier otro comprador que se sume al proyecto antes de cerrar definitivamente la compra.
TALGO Y LA APUESTA POR MANTENER LA EMPRESA EN ESPAÑA
En cualquier caso, la apuesta del Gobierno, que ha hecho que Sidenor esté lista para asumir el control de la constructora como su principal accionista, es que la solución del problema salga del territorio español. Lo cierto es que tras la decisión de vetar la opción húngara tampoco se han mostrado demasiado favorables a otras opciones extranjeras como la polaca Pesa, o la india Júpiter Wagons.
Será interesante saber qué ocurre con la empresa en el mediano plazo. Que consiga resolver sus problemas es clave para los objetivos españoles alrededor de la alta velocidad, y a su vez es clave para que el país siga en la punta de lanza de la alta velocidad europea cuando Bruselas sigue apostando precisamente por aumentar la cantidad de usuarios del tren por encima del avión.