Pocos programas de televisión han conseguido atrapar el interés de la audiencia como lo ha hecho el espacio de ‘La isla de las tentaciones’. Esta séptima edición, concretamente esta edición, presenció el nacimiento de un personaje que ha traspasado la pequeña pantalla y se ha erigido en un fenómeno cultural incuestionable: Montoya. Su carácter, su forma de ser y su capacidad para dar mucho juego han promovido su meteórico ascenso, no solo en el ámbito del país de España, sino también más allá de sus fronteras.
Pero lo más impresionante es que este personaje ha sabido sacarle partido a su aparición en la red y se ha convertido en un referente publicitario y en un objeto de estudio para los expertos en la materia. Montoya no es un concursante más, es todo un imán, un creador de memes, un influencer en toda regla. Su impacto ha sido tal que su propio nombre ya forma parte del imaginario colectivo: el «Montoya, por favor» ha resonado a través de las redes sociales y en la conversación de calle.
1IMPACTO MEDIÁTICO

Montoya no se reduce a un rostro más que aparece en el televisor. Ha conseguido convertirse en un personaje capaz de entablar una particular conexión con el público. Su despreocupado modo de ser, su forma de poseer sentido del humor o su forma de crear factor viral ha ido a parar a posicionar a este youtuber como el centro de ‘La isla de las tentaciones’. Pero este fenómeno tiene que ver con algo más que el propio formato.
Montoya ha logrado lo que suelen conseguir pocos participantes: superar las paredes delimitadas del programa de televisión para convertirse en motivo recurrente de charla en Twitter, en los diarios o, incluso, en la cotidianeidad de la gente común. Montoya, por favor, se ha dejado convertir en un meme que se utiliza en ocasiones como modo de expresar la exasperación por todo lo que genera él y en otras por parte de aquellos que celebran su forma de ser especial.
Este tipo de fenómenos no se producen espontáneamente: son el fruto del carisma, del sentido del momento y de un público que está deseoso de contenidos genuinos, frescos y como sea. Montoya ha sabido sacar el rendimiento necesario de este protagonismo para convertirse en una figura mediática de éxito, algo que no todos los participantes de reality shows son capaces de hacer una vez finalizado el rodaje.
Igualmente, su impacto no se queda solo en el ámbito del Estado español. En un mundo cada vez más globalizado donde las plataformas digitales ayudan al despliegue de contenidos a medida que se despliegan las fronteras, Montoya ha comenzado a conquistar la atención de otras audiencias más allá de las del país. Esto implica que no solo obtiene visibilidad, sino que genera oportunidades comerciales que se irán desvelando en el próximo apartado.