El capítulo 355 de la estupenda serie ‘La Moderna’ nos regala buenas dosis de emociones, de reflexiones y de revelaciones, que prometen cambiar el rumbo de la historia. Desde el arrepentimiento de Don Fermín hasta la revelación de Inés: cada escena es una marcha hacia un futuro incierto, y debemos añadir que también apasionante.
De inmediato, analizaremos tres de los momentos decisivos que conforman este capítulo: la redención de Don Fermín, la decisión vital de Pietro y la revelación de Inés. Cada uno de estos elementos es a la vez un movimiento de la trama y un acercamiento a los conflictos de los personajes, que muestran cómo esta decisión y momentum les acerque a la transformación.
1DON FERMÍN

Durante una buena parte de la serie, don Fermín es un hombre atormentado por la rabia y el deseo de justicia, que le lleva a tomar decisiones sin ninguna reflexión y que acaban por agravar una situación que ya es perjudicial. Pero en este capítulo, el don Fermín que vemos es uno que ha llegado a lo más bajo y decide verse en el espejo: en un gesto de humildad y sinceridad, se acerca a sus sobrinas, Inés y Laurita, para pedirles perdón.
La escena consigue conmover, pues nos muestra un hombre que acepta su rostro y que ha comprendido que el exceso de venganza siempre lo ha cegado. “No quiero seguir siendo esclavo de mi ira”, confiesa, y en sus palabras podemos ya entrever un destello de esperanza para su posible redención. Este proceso de cambio no sólo humaniza a don Fermín, sino que también plantea una pregunta clave: ¿es posible reparar el daño? A pesar que Inés y Laurita le escuchan, queda claro que el perdón no se conseguiría tan rápido y sin complicaciones.
Para reconciliarse, como ahí donde la verdad, hay un proceso que necesita tiempo y un recorrido. Lo que no se debe olvidar es que el camino de don Fermín no está libre de escollos. Sus sobrinas, aunque conmovidas todavía, albergan rencores por las acciones que llevaron a situaciones límites: “no basta con pedir perdón, tío. Necesitamos ver un cambio real en ti”, le remarca la sobrina Inés, con una mezcla de firmeza y tristeza. Esta respuesta es un claro reflejo de la complejidad de las relaciones familiares, donde las palabras tienen que ir acompañadas de las acciones.
Por otra parte, Laurita que siempre ha sido más sensata parece más dispuesta a darle una segunda oportunidad: “todos merecemos tener una oportunidad para enmendar nuestros errores”, susurra mientras abraza a su tío. Este contraste entre las hermanas añade mucha densidad a la trama, ya que nos explica cómo cada personaje aborda el dolor y el perdón de formas muy diferentes.