El glaucoma es una enfermedad ocular que puede causar daños irreversibles en el nervio óptico y es una de las principales causas de ceguera en personas mayores de 60 años. Según los expertos de General Óptica, un referente en el cuidado de la salud visual en España, se estima que más de un millón de personas padecen glaucoma en el país, de las cuales aproximadamente la mitad no son conscientes de su condición. Estas cifras resaltan la importancia de la detección temprana para prevenir la pérdida de visión.
Es una enfermedad silenciosa que puede tener consecuencias graves si no se detecta a tiempo. Una combinación de conciencia sobre los factores de riesgo, la atención a los síntomas y chequeos regulares puede ayudar a prevenir daños irreversibles en la visión. No olvides que la salud ocular es fundamental, y pequeños pasos pueden conducir a grandes cambios en la calidad de vida.
1. ¿Qué es el glaucoma y cómo se produce?

El glaucoma implica una lesión del nervio óptico, lo que puede derivar en una pérdida parcial o total de la visión. Normalmente, el interior del ojo está lleno de un líquido claro llamado humor acuoso, el cual se produce y elimina de forma constante. Sin embargo, en ocasiones, este líquido no se drena correctamente, lo que provoca su acumulación.
El humor acuoso se evacua a través de una red estructural denominada trabécula, que forma parte del ángulo de drenaje, el cual, si es muy reducido, dificulta el correcto flujo del líquido. Cuando la producción de humor acuoso supera su eliminación, la presión ocular (presión intraocular) aumenta y, con el tiempo, puede dañar el nervio óptico, llevando a la aparición de áreas ciegas en el campo visual.
2. Tipos de glaucoma

– Glaucoma primario de ángulo abierto: Esta forma es la más común y se desarrolla gradualmente. En las primeras fases, el paciente puede no notar síntomas, y la pérdida de visión inicia en la periferia, afectando lentamente el campo visual.
– Glaucoma primario de ángulo cerrado: Esta variante ocurre de manera súbita cuando el ángulo entre el iris y la córnea se estrecha. Esto puede resultar en un aumento repentino de la presión intraocular, acompañándose de síntomas severos como dolor intenso, visión borrosa y la percepción de halos luminosos alrededor de las fuentes de luz.
3. Síntomas del glaucoma

El glaucoma a menudo avanza sin síntomas evidentes en sus etapas iniciales. Sin embargo, conforme la enfermedad avanza, pueden aparecer señales que indiquen su presencia:
– Pérdida de la visión periférica: Uno de los primeros síntomas suele ser la reducción gradual de la visión lateral, generando una sensación de mirar a través de un túnel.
– Dificultad para adaptarse a ambientes oscuros: Las personas con glaucoma pueden tener problemas para ver con poca luz, dificultando su capacidad para distinguir detalles en la oscuridad.
– Visión borrosa y halos alrededor de las luces: Durante un episodio de glaucoma de ángulo cerrado, el paciente puede experimentar visión nublada y la aparición de halos o destellos luminosos, que indican un aumento brusco de la presión intraocular.
– Dolor ocular intenso y enrojecimiento: En crisis agudas de glaucoma de ángulo cerrado, se puede presentar un dolor ocular severo, acompañado de enrojecimiento y, en algunos casos, náuseas.
Estos síntomas enfatizan la relevancia de una prevención adecuada y la importancia de realizar revisiones periódicas con un óptico de confianza. La detección temprana del glaucoma es primordial para minimizar sus consecuencias.
4. ¿Quién está en riesgo de desarrollar glaucoma?

Si bien el glaucoma puede afectar a cualquier persona, existen factores que incrementan el riesgo de desarrollar esta enfermedad:
– Edad: La incidencia de glaucoma aumenta a partir de los 40 años. Las personas mayores corren un mayor riesgo de sufrir cambios en el drenaje del líquido ocular.
– Antecedentes familiares: La predisposición genética tiene un impacto significativo en el desenvolvimiento de esta enfermedad. Un historial familiar de glaucoma eleva las probabilidades de que un individuo lo desarrolle.
– Presión intraocular elevada: Aunque no todas las personas con presión ocular alta desarrollan glaucoma, esta condición es uno de los indicativos más relevantes que debe ser monitorizado regularmente.
– Condiciones médicas asociadas: Enfermedades como la diabetes y problemas cardiovasculares incrementan el riesgo de sufrir glaucoma.
– Problemas refractivos: Personas con miopía o hipermetropía pueden encontrarse en mayor riesgo, dado que ciertas irregularidades en la estructura ocular pueden facilitar el desarrollo de la enfermedad.
– Otros factores: El uso prolongado de ciertos medicamentos, como los corticoides, también se ha vinculado al desarrollo de glaucoma secundario.
5. ¿Cómo prevenir las consecuencias del glaucoma?

Para minimizar las repercusiones del glaucoma, los expertos de General Óptica sugieren las siguientes acciones:
– Medición de la presión intraocular: Utilizando un tonómetro, se puede medir la presión interna del ojo. Valores elevados pueden indicar glaucoma o un riesgo inminente de desarrollarlo.
– Exámenes de imagen: La retinografía y otros estudios de imagen permiten obtener representaciones detalladas del nervio óptico y la retina. Estos análisis son esenciales para la detección temprana de alteraciones y para el seguimiento del tratamiento.
– Revisiones periódicas: Las revisiones regulares son vitales, sobre todo en personas con factores de riesgo. Ante dudas o síntomas, se recomienda consultar con el óptico de confianza, quien puede realizar una evaluación exhaustiva de la salud ocular.