El análisis del estado del sistema de pensiones español en 2025 publicado hoy por el Instituto de Actuarios Españoles (IAE) arroja entre sus principales conclusiones que las reformas acometidas en 2021 y 2023 han sido insuficientes y no han logrado frenar el cada vez mayor desequilibrio entre el valor actual actuarial de los ingresos por pensiones que una persona recibe a lo largo de su jubilación y el valor actual actuarial de las cotizaciones que ha realizado durante su carrera laboral para jubilación.
Esta relación se mide por un indicador denominado Factor de Equidad Actuarial (FdEA) que, en el caso de ser mayor que 1, muestra un modelo de pensiones de jubilación generoso en el que las prestaciones superan a las cotizaciones efectuadas a nivel individual. El desequilibrio entre lo aportado y lo recibido dentro del sistema de pensiones español no ha dejado de empeorar en los últimos cinco años. El FdEA promedio ponderado ha pasado de 1,55 en 2020 a 1,62 en 2025, y se prevé que siga incrementándose, lo que hace augurar unas consecuencias devastadoras a futuro para el indicador de sostenibilidad actuarial, alcanzando el 2,14 en 2045 y el 2,20 en 2065.

Este aumento sistemático del FdEA a lo largo del tiempo y sin atisbos de frenada evidencia un creciente desequilibrio entre cotizaciones y prestaciones y alerta sobre una cada vez mayor insostenibilidad del sistema, ya que implica que las pensiones futuras no estarán suficientemente respaldadas por las cotizaciones presentes, generando presiones sobre las finanzas públicas o la necesidad de hacer importantes reformas estructurales.
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Como explica Gregorio Gil de Rozas, director del Observatorio Actuarial de Previsión Social del CIAE, “aunque existe un loable intento por reequilibrar el FdEA en los últimos cinco años a través de las reformas de las pensiones acometidas, los resultados de dichos esfuerzos han sido claramente insuficientes. Si bien es cierto que respecto a 2020 las reformas han reducido la generosidad del modelo en algunos casos, especialmente en trabajadores con carreras laborales cortas o jubilaciones anticipadas, no han logrado contrarrestar el impacto del envejecimiento y el menor crecimiento económico esperado.”
Evolución demográfica y macroeconomía frenan la sostenibilidad
Según los análisis elaborados por el IAE, los principales factores que están operando como freno objetivo para la mejora de la sostenibilidad actuarial de las pensiones son ajenos al propio sistema: un menor crecimiento económico futuro y, en menor medida, aunque también relevante, un aumento de la esperanza de vida. Las reformas de las pensiones acometidas en 2021 y en 2023 quedan sensiblemente alejadas de compensar esta tendencia.

Punto positivo en la reforma de las pensiones
Como punto positivo, el análisis del IAE también muestra que las reformas realizadas hasta ahora sí han conseguido mejorar la equidad del sistema mediante, básicamente, dos factores: el aumento de la edad ordinaria de jubilación y el hecho de que las trayectorias laborales cortas han empeorado su tratamiento al asignarles el porcentaje por años cotizados. Como estos casos tenían un indicador más alto y ha disminuido, los resultados en 2025 son más equitativos entre individuos tipo que en 2020.
Para Enrique Devesa, coordinador técnico del Observatorio Actuarial de Previsión Social del CIAE, “el aumento del FdEA refleja un problema estructural del sistema público de pensiones. Para que una nueva reforma del sistema de pensiones fuera efectiva en términos de sostenibilidad financiera y equidad en la distribución de los esfuerzos, debería contener mecanismos de ajuste automáticos ante cambios en el crecimiento económico a largo plazo y en la esperanza de vida, como han hecho en otros países de nuestro entorno”.
Adicionalmente, Robert Meneu, también coordinador técnico del Observatorio Actuarial de Previsión Social del CIAE, comenta que“en ausencia de mecanismos de ajuste automáticos, el sistema de pensiones seguirá necesitando cada vez mayores transferencias del Estado para mantener un nivel de generosidad creciente con los años”.
En este sentido, el IAE es taxativo: con la publicación sistemática de ratios como el FdEA y la existencia de mecanismos automáticos de reequilibrio, el sistema ganaría en transparencia y corresponsabilidad social, preservándose así la esencia del más importante logro de las sociedades modernas en un marco de consenso cada vez más deseable.