martes, 4 marzo 2025

La nueva alerta de frío en Madrid castiga a los repartidores de Uber Eats y Glovo

El fin de semana en la Comunidad de Madrid es, en teoría, el momento más valioso de la semana para los repartidores de alimentos. En particular, en invierno los trabajadores de Glovo y Uber Eats suelen reportar buenos datos en estas fechas por la cantidad de usuarios que deciden mantenerse resguardados en casa al pedir su almuerzo o su cena. Sin embargo, la última alerta de frío en la capital no ha sido una buena noticia para estos trabajadores, que en su mayoría son, todavía, autónomos. 

Es una situación delicada. Por un lado, Uber Eats llegó a no tener repartidores en el centro de la ciudad durante varias horas pico del domingo, la nieve en algunos municipios de la comunidad, las bajas temperaturas, que llegaron a -3,2 grados en algunas horas del día, se tradujeron en que la plataforma se quedó sin repartidores en horarios clave y las lluvias, que además son un peligro real para estos trabajadores, alargaron estos procesos incluso entre aquellos repartidores que alquilan la cuenta, pero que han preferido evitar el riesgo. 

Mientras Glovo seguía funcionando con relativa normalidad, pero a los usuarios se les pidió unos 6 euros extra por las condiciones climáticas, una práctica relativamente común en este tipo de plataformas. Sin embargo, el riesgo de moverse en bicicleta en una ciudad con condiciones adversas, sumada a la compleja realidad de unos repartidores que en muchos casos son trabajadores sin documentos que alquilan estas cuentas, sin cumplir usualmente con la normativa de las plataformas de delivery. Es una realidad complicada de ignorar, sobre todo en estas situaciones, se suma que los repartidores aseguran que el costo extra por las condiciones climáticas no llega a sus bolsillos. 

Es un recordatorio de la compleja realidad de estos trabajadores. En un momento en que el sector está transformándose debido a la decisión, algo forzada, de Glovo de contratar a sus repartidores y dejar de trabajar con autónomos para evitar la presión social y legal que ha venido de la mano de la Ley Rider, un paso que el fundador y consejero delegado de la plataforma, Oscar Pierre, calcula que costará a su empresa alrededor de 100 millones de euros, pero aunque sus contratos los protejan de algunas dificultades el clima no dejará de ser un reto para este tipo de trabajos. 

EL DELIVERY SIGUE SIENDO UN NEGOCIO COMPLICADO PARA LOS REPARTIDORES

Lo cierto es que a medida que sigue evolucionando el sector se hace evidente que el eslabón más débil de la cadena siguen siendo los repartidores. Es que aunque en teoría un invierno largo debe ser una ventaja para su posición, sobre todo por cómo cambian las costumbres de los españoles con base en el clima, y los picos que vienen de la mano de algunas situaciones puntuales, como los juegos Olímpicos, y la Eurocopa de 2024, o bien casos extremos, como el confinamiento y el teletrabajo, no son duraderas en el tiempo para trabajadores que al día de hoy siguen dependiendo de su facturación para llegar al fin de mes.

Un repartidor de Uber Eats durante el Toque de queda del confinamiento. Fuente: Agencias
Un repartidor de Uber Eats durante el Toque de queda del confinamiento. Fuente: Agencias

A esto se suma, sobre todo, el riesgo que asumen aquellos trabajadores que no están registrados de forma correcta dentro de la aplicación como autónomos, y de los cuales las plataformas no se hacen responsables en caso de accidentes, como los que ya han ocurrido. Es una situación que conocen en Glovo y Uber Eats, dos plataformas que han intentado reducir el número de trabajadores en esta situación, sobre todo de cara al futuro inmediato, donde se verán obligados a lidiar con una inspección de trabajo que tras la decisión del unicornio español probablemente revise las decisiones y las plantillas de cada una de estas con una lupa.

UBER EATS Y GLOVO SE PREPARAN PARA EL FUTURO DEL DELIVERY

La realidad es que esta situación, un ejemplo de lo vulnerables que son los riders, es también una de las últimas veces que se repetirá este problema, después de todo se trata de una situación que ocurre sobre todo por qué los repartidores autónomos no tienen ni un sueldo ni un horario fijos, con sus ingresos dependiendo de la cantidad de pedidos que reciban, y su horario depende, en teoría, de su propia situación y sus propias decisiones, aunque esto no aplica para los repartidores que trabajan con cuentas alquiladas, que en muchos casos deben cumplir con las exigencias de los dueños de las mismas. 

Será interesante ver cuál es la situación una vez que se complete el proceso de contratación de los repartidores de Glovo, y saber cuál será la decisión de Uber Eats, que de momento sigue defendiendo el estatus de autónomos de sus repartidores, incluso si estos están básicamente en la misma situación que estaban los riders del unicornio español. 


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