El número de radares en las carreteras españolas no deja de aumentar, y cada año la DGT refuerza su sistema de control de velocidad con nuevas incorporaciones. Para muchos conductores, estos dispositivos se han convertido en una trampa difícil de evitar, ya que las sanciones económicas por exceso de velocidad son una de las principales fuentes de ingresos del Estado. Mientras que desde la Dirección General de Tráfico defienden que su único propósito es mejorar la seguridad vial, las cifras de recaudación por multas siguen disparadas, lo que ha generado un gran debate entre los ciudadanos.
6¿Son realmente efectivos los radares para reducir accidentes?
Los estudios sobre la efectividad de los radares en la reducción de accidentes han arrojado resultados contradictorios. Si bien es cierto que en algunos tramos con radares fijos ha disminuido la siniestralidad, en otros puntos las cifras de accidentes no han cambiado significativamente.
Lo que sí está claro es que los radares generan un impacto económico considerable en las arcas del Estado, lo que ha alimentado la percepción de que su propósito va más allá de la seguridad vial. Mientras tanto, los conductores siguen viéndose obligados a extremar las precauciones para evitar sanciones que pueden ser elevadas.