Una olla podrida riquísima es una de esas preparaciones en las que, aunque el nombre podría darnos una idea muy diferente, de lo que se trata es de un manjar real. En realidad, es un guiso de lo más tradicional que tiene la gastronomía española, que, de por sí, ya es bastante rica por el sabor que puede llegar a tener.
No te dejes llevar por la primera impresión que te causa el nombre, porque la olla podrida realmente es un plato que ha recibido admiración desde hace siglos, a causa de la combinación de sus sabores intensos, así como del valor nutricional que posee.
10Recomendaciones para una olla podrida de diez
Si bien se trata de una receta de olla podrida es muy sencilla de a ver, resulta interesante que, con ciertos detalles, se pueda hacer una diferencia y hacer que este guiso pase a otro nivel. Por ahora, estas son las recomendaciones prácticas que te ayudarán en ese proceso:
- Cocción lenta: esta es la clave de la olla podrida, la cocción a fuego bastante lento. Cuanto más tiempo se cocine el guiso, mejor será el resultado. Ello va a permitir que las carnes se deshagan y que todos los sabores se fusionen de manera armoniosa.
- Diversidad de carnes: no tengas miedo al experimentar con distintas clases de carnes. Junto con las carnes que ya hemos mencionado, puedes añadir cordero o pollo, eso le dará un toque de sabor extra. La mixtura de las carnes es lo que hace que este guiso sea tan especial.
- Legumbres: las alubias blancas y los garbanzos son los que aportan la textura espesa y suave a este guiso. Si quieres que tu olla podrida posea una consistencia que sea más espesa, lo que puedes hacer es triturar unas pocas legumbres y agregarlas al caldo.
- Acompañamiento: la olla podrida se serve normalmente con pan casero y hasta con arroz blanco, si te gusta. No obstante, lo tradicional es comerla tal cual es, además, se trata de un guiso contundente, que no necesita nada más.