La Infanta Cristina se ha adentrado en un nuevo capítulo de su vida, un año que considera como un tiempo de nuevos comienzos. En un claro giro hacia la renovación tanto personal como profesional, la exduquesa de Palma está sumergida en la reforma integral de un inmueble en Barcelona. Este proyecto ha captado toda su atención, sobre todo después de un desafortunado accidente doméstico que sufrió recientemente y que la llevó a viajar a la ciudad condal a principios de enero. Durante esa visita, además de atender su salud y ver a su médico, aprovechó para supervisar en persona el avance de las obras en su nuevo hogar barcelonés.
1Pablo Urdangarin gana protagonismo
Aunque sus compromisos laborales en Ginebra, donde reside oficialmente, le limitan los viajes a España, la Infanta ha delegado gran parte de la supervisión de los trabajos en su hijo Pablo Urdangarin. El joven, fruto de su matrimonio con Iñaki Urdangarin, es el encargado de asegurarse de que las reformas de la vivienda se estén llevando a cabo de acuerdo con lo planeado. Este piso en Barcelona no es un inmueble cualquiera, ya que se trata del mismo hogar que la Infanta Cristina compartió con su exesposo Iñaki Urdangarin tras su matrimonio en 1997, y en el que criaron a sus cuatro hijos. La compra de esta propiedad fue una de las noticias más impactantes de finales de 2024, pues se conoció que la Infanta había decidido recomprar el que fuera su hogar en el exclusivo barrio de Pedralbes, uno de los más lujosos de la ciudad.
El piso, de aproximadamente 300 metros cuadrados, es un espacio amplio y luminoso que cuenta con cuatro habitaciones, tres baños y una terraza que ofrece una vista espectacular, además de dos plazas de garaje. La ubicación en Pedralbes, con su ambiente tranquilo y rodeado de zonas verdes, lo convierte en una de las áreas más deseadas por familias de alto poder adquisitivo, especialmente aquellas con niños, debido a la gran cantidad de colegios internacionales en la zona. La compra del inmueble fue una inversión significativa, pues se estimó que la Infanta Cristina pagó cerca de dos millones de euros por recuperar su antiguo hogar. Sin embargo, la intención no es mudarse permanentemente a este piso, sino utilizarlo como un refugio cuando viaje a España y ponerlo a disposición de su hijo Pablo.