Johanna Kyrklund, directora de inversiones del Grupo Schroders, explica los dos grandes riesgos para los mercados en los meses por venir.
En 2024, mi mantra era “no lo pienses demasiado”: el crecimiento nominal positivo y los recortes de tipos de interés apoyaban a los mercados de valores, incluso en el contexto de valoraciones elevadas en Estados Unidos.
De cara a 2025, conservo esa postura, ya que espero que los beneficios corporativos se mantengan y, por ahora, la inflación sigue avanzando en la dirección correcta. Pero hay dos riesgos que pesan en mi mente.
¿Se restablecerá el equilibrio en el mercado de bonos en este 2025?
En primer lugar, ¿los mayores rendimientos de los bonos pondrán en peligro las acciones? desde 2020 venimos hablando de un cambio de paradigma del mercado. La década de 2010 se caracterizó por una política fiscal restrictiva y tipos de interés cero. Fue una época que podríamos describir como la de “Adam Smith con esteroides”, según la cual las personas y las empresas actuando en su propio interés crearían resultados positivos para la economía. Era la mano invisible que operaba a escala global.
Una política fiscal más laxa implica un mayor endeudamiento. En estos momentos, el Reino Unido está sometido a escrutinio con una subida significativa de los rendimientos de los gilt desde el Presupuesto de octubre de 2024. Esta volatilidad pone de relieve que la política fiscal es un motor mucho más importante para los mercados que hace una década. Pero, aunque pueda ser un tema candente en Reino Unido, no se trata de un problema de un solo país.
La pequeña capitalización de EEUU ofrece una forma barata de exponerse a la sólida economía local
En muchas regiones, el envejecimiento demográfico y la necesidad de gastar en otros ámbitos, como la defensa, conducirán a niveles de deuda más elevados. Estos se convertirán en el límite de velocidad de lis retornos del mercado.
Esto se debe a que la limitación última de las políticas populistas serán sus consecuencias para la inflación y los niveles de deuda y la disposición de los tenedores de bonos a aceptarlo. El gasto público ha contribuido a sostener las economías, pero esto podría estar acumulando problemas para la renta variable en el futuro, con excesos en el sistema que normalmente se abordarían en una recesión.
Las valoraciones de las acciones pueden mantenerse siempre que los rendimientos de los bonos no suban demasiado. Ahora que el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años ronda el 4,8%, empezamos a adentrarnos en una zona más peligrosa para las valoraciones de las acciones respecto a los bonos. El aumento del rendimiento de los bonos puede alejar dinero de las bolsas, además de aumentar el coste de endeudamiento para las empresas.
Trump arremete contra Powell y la Fed después de la decisión de mantener tipos
Tácticamente, parece interesante que después de un par de años de predecir una desaceleración o recesión en EEUU, la mayoría de los analistas, incluidos nosotros, estén estimando un resultado positivo para la economía estadounidense. Esto podría significar que, desde una perspectiva contraria, obtendremos cierto alivio en los rendimientos de los bonos en el corto plazo, especialmente porque los recortes de tipos en Estados Unidos están casi descartados para 2025. Pero los altos rendimientos de los bonos son un riesgo que debemos tener en cuenta este año.
Los mercados y la excesiva concentración en los índices
El segundo desafío es el nivel de concentración en los índices ponderados por capitalización de mercado. En los últimos años, al comparar el entorno actual con la era de las puntocom de finales de los años 90, nuestra opinión en Schroders era que el fuerte crecimiento de las ganancias que generaron las acciones tecnológicas de gran capitalización en este ciclo fue muy diferente a la burbuja especulativa de 1999/2000.
Entonces, las valoraciones eran imposibles de justificar. Esta vez, muchas de las grandes tecnológicas estadounidenses generan beneficios que respaldan sus valoraciones. Sin embargo, un paso en falso de una de estas empresas podría representar un riesgo para la rentabilidad del mercado, dado su dominio en los principales índices.
El índice de referencia de Wall Street está muy concentrado en unos pocos valores
De hecho, el nivel de concentración del índice supera con creces el de finales de los años 90. Desde el punto de vista de la cartera, tener una exposición tan elevada a un puñado de acciones no parece prudente. Además, la dinámica detrás de cada uno de los Siete magníficos varía. Tratarlos como un bloque subestima los diferentes impulsores comerciales de las empresas individuales. Dada la naturaleza concentrada del mercado, no es momento para apuestas no intencionadas.
Estos riesgos de EEUU son comunes a otros mercados. La concentración de mercado es también alta en Europa y Japón. Los inversores que dependen de los ganadores anteriores para impulsar la rentabilidad empiezan a perder oportunidades. Desde el verano de 2024, hemos visto un camino mucho más interesante para los mercados con diferentes sectores que se comportan mejor en diferentes momentos. Con los principales índices bursátiles ofreciendo menos diversificación que en el pasado y con el cambio en el consenso político alterando las correlaciones entre las clases de activos, los inversores tendrán que esforzarse más para construir carteras resilientes.