La alcachofa se trata de una de esas verduras que, a pesar de su valor nutritivo, usualmente pasan desapercibidas, tienen un regusto que desconcierta, porque no tiene nada que ver con su aspecto, y están llenas de lo que nuestro organismo necesita. Aunque no lo creas, se pueden hacer muchas elaboraciones con ella, de modo que son un ingrediente versátil en la cocina, al igual que resultan bastante interesantes para la alimentación de los seres humanos.
Si alguna vez has probado las flores de alcachofa en un restaurante o en una comida a la que asististe y te has quedado extrañado con su aire y regusto, no te preocupes en buscar más, porque aquí te vamos a sacar de la duda de cómo prepararlas en tu propia cocina y verás que el resultado puede ser incluso más delicioso que el de las flores que probaste anteriormente.
1¿Por qué deberías preparar flores de alcachofa?
La alcachofa es un alimento que podríamos llamar élite, porque cuando se sabe cocinar de la manera correcta, se convierte en un manjar delicado y repleto de intereses nutricionales. Es una fuente sana de calorías vegetales, con tan solo 47 calorías por cada 100 gramos, lo que la convierte en una saludable elección si estás siguiendo un ayuno hipocalórico, o cualquier dieta. Además, es una fuente de fibra, vitaminas como la C y la K, y minerales como el magnesio. La alcachofa, sabiendo prepararla, es deliciosa además de saludable.
Existen muchas formas de prepararla: puedes hacerlas guisadas, con jamón, igualmente en deliciosos platos como el arroz con alcachofas y almejas, que es único de nuestros favoritos. También puedes hacerlas en vinagreta o combinarlas con gambas para un plato llego de gusto. Pero, si quieres brillar sobre tus invitados, no hay plato que impresione más que unas flores de alcachofa crujientes. Vamos a disfrutar cómo paso por paso.