miércoles, 5 febrero 2025

El Fondo de la OTAN de 1.000 millones se fija en la ciencia española para innovar en defensa

El fondo de inversión de la OTAN se ha paseado por primera vez por nuestro país en busca de innovaciones en ciencia profunda en la que invertir sus 1.000 millones de euros, gracias al foro de deep science Science for Industry (S4i) celebrado recientemente en Madrid. Desde su formación precisamente en Madrid, en su fundación durante la Cumbre de la OTAN de 2022, tras la invasión rusa de Ucrania, no habían pasado por aquí pero el potencial de la ciencia y la tecnología española les ha traído de vuelta para quedarse e invertir.

Desde su formación en 2022, es la primera vez que los responsables del Fondo de Inversión de la OTAN y de colocar 1.000 millones de euros en startups que desarrollen productos ideales para aplicar en la industria y las estrategias de la defensa. Y lo han hecho a lo grande, confirmando su intención de apostar por invertir en startups altamente disruptivas, y paseándose por la III Edición de Science for Industry (S4i) 2025, como ya informó MERCA2, en la que participan activamente buscando prototipos basados en la ciencia empresa como Indra, Hispasat, Repsol o Moeva.

Este es hoy por hoy el mayor encuentro internacional de tecnologías del deep science (ciencia profunda o ciencia avanzada) que se celebró la pasada semana en Madrid, organizado por la Universidad Autónoma de Madrid y por el fondo español BeAble Capital, de ‘Science Equity’ pionero en Europa.

Los cazatalentos de la OTAN buscaron entre los más de 250 prototipos altamente disruptivos expuestos en su mayoría startups españolas, que se desarrollan dentro de sectores estratégicos para la economía como la biotecnología industrial, energía, salud, agro o aeroespacial

Los cazatalentos de la OTAN buscaron entre los más de 250 prototipos altamente disruptivos expuestos en su mayoría startups españolas, justo el doble que en la edición anterior, que se desarrollan dentro de sectores estratégicos para la economía como la biotecnología industrial, energía, salud, agro o aeroespacial, entre otros. Se trata de tecnologías que transforman la ciencia en industria como materiales avanzados, nanotecnología, micro y nanoelectrónica o fotónica.

En el foro se han reunido, incluido el de la OTAN, más de 65 fondos de inversión, más de la mitad extranjeros, como por ejemplo el fondo alemán SPRIND, que como muchos otros está especializado en ‘Science Equity’, es decir, en este tipo de tecnologías que, con una capacidad inversora en su conjunto de 14 billones de euros, resultan claves para impulsar el desarrollo de una industria de base tecnológica que produzca productos tangibles y listos para su comercialización.

El Fondo de la OTAN de 1.000 millones se fija en la ciencia española para innovar en defensa

El jefe de la unidad de servicios de transición y aceleración empresarial del Consejo Europeo de Innovación, Viorel Peca, que también ha estado presente en el foro ha dejado claro que este tipo de iniciativas son necesarias porque «Europa necesita pasar de hacer ciencia con dinero a generar dinero a partir de la ciencia.

Y esto es lo que puede ocurrir más pronto que tarde con algunos de los prototipos presentados en S4i, como la spin-off FutureVoltaics consiguen que la energía solar fotovoltaica sea más asequible y gestionable produciendo más energía cuando más se necesita. Es decir, consigue más potencia en invierno, temprano en la mañana, a última hora de la tarde y días nublados y resuelve el problema de los sistemas fotovoltaicos actuales que tienden a producir más energía de la necesaria al mediodía y a producir muy poca durante el invierno.

«Europa necesita pasar de hacer ciencia con dinero a generar dinero a partir de la ciencia»

Se ha podido ver a otra spin-off disruptiva española, Nanological, que ayuda a identificar ultra rápido la bacteria de la ‘sepsis’, una afección sanguínea que es la causa más común de muerte en hospital. También a la española Servatix, que está creando un medicamento para curar la enfermedad de NASH, que causa 2,2 millones de muertes por año que contiene la proteína NRF2 que está presente en el hígado, y al activarse crea una defensa que frena las lesiones hepáticas.

Prototipos disruptivos Merca2.es

EL FONDO DE LA OTAN Y SUS OBJETIVOS

Los responsables de invertir los 1.000 millones de la OTAN buscan invertir en tecnologías profundas de doble uso dirigidas no sólo a la defensa, sino también a «la seguridad y la resiliencia», en el que la ciencia profunda de la salud y de la energía pueden ser absolutas prioridades también para ellos. En el foro celebrado en Madrid ha reconocido que su intención es apoyar tanto a emprendedores como a estas empresas emergentes que hagan crecer el ecosistema.

El Fondo de Innovación de la OTAN es un fondo de capital de riesgo respaldado por 24 naciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (de los 32 países que lo forman), y se han pasado por este foro al ser de los mayores que se celebran en Europa, precisamente la región que lidera el mercado global de las tecnologías deep science, al que aporta el 30% de la producción mundial y en donde se concentran el 90% de las patentes relacionadas con la sostenibilidad, por ejemplo.

En la cita de S4i estuvo la asociada senior del Fondo, Ana Bernardo-Gancedo, quien explicó cómo trabajaban para conseguir el desarrollo de prototipos a productos que puedan interesar a los Estados de la OTAN. Así, para invertir en estas startups,
el fondo trabaja «con capital a largo plazo, ya que nuestra misión es ponerlas en contacto con potenciales clientes, desde gobiernos de países de la Alianza Atlántica hasta grandes corporaciones del sector privado».

Según añadió Bernardo-Gancedo, en la actualidad estamos centrados en 9 áreas entre las que destacan energía, sistemas hipersónicos, materiales altamente avanzados, inteligencia artificial, tecnología cuántica, biotecnología, comunicación de próxima generación y espacial.

Precisamente el pasado mes de junio el fondo de la OTAN ya anunció que intensificaba su inversión en tecnología de defensa europea, y las primeras empresas en recibir su apoyo han sido europeas, desde la alemana ARX Robotics, que diseña robots no tripulados, hasta tres start-ups del Reino Unido. Se trata de la empresa londinense que fabrica chips informáticos Fractile, la compañía iComat, con sede en Bristol, y la start-up galesa Space Forge, que fabrica novedosos materiales espaciales.


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