martes, 4 febrero 2025

Mucho cuidado con los datáfonos, te pueden dejar la cuenta vacía

Lo que antes implicaba contar billetes, buscar monedas o firmar tickets hoy se reduce a un gesto tan simple como acercar una tarjeta o un teléfono móvil a un datáfono. Esta transformación, impulsada por la tecnología NFC (Near Field Communication), ha revolucionado la forma en que pagamos y nuestra relación con el dinero. Pero como ocurre con cualquier avance tecnológico, esta comodidad no está exenta de riesgos. Aunque el Banco de España insiste en que el efectivo sigue siendo el método de pago más utilizado, es innegable que los pagos digitales y sin contacto están ganando terreno a pasos agigantados. Tarjetas integradas en el móvil, relojes inteligentes… Tantas posibilidades como puedas imaginarte.

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DATÁFONO: PAGOS SIN CONTACTO

Mucho cuidado con los datáfonos, te pueden dejar la cuenta vacía
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Hace apenas una década, pagar con tarjeta era un proceso que requería tiempo y atención. Introducir la tarjeta en el datáfono, esperar a que la transacción se procesara, firmar el ticket y guardar una copia eran pasos inevitables. Hoy, la tecnología contactless ha simplificado este proceso hasta convertirlo en algo casi instantáneo. Con solo acercar tu tarjeta o dispositivo móvil a un terminal, el pago se realiza en cuestión de segundos. Esta innovación en la forma en la que gestionamos nuestros gastos ahorra tiempo y reduce la necesidad de contacto físico, algo que ha cobrado especial relevancia en la era post-pandemia.

Los pagos sin contacto son especialmente útiles en transacciones de bajo coste. En muchos países, los pagos inferiores a 20 euros no requieren la introducción del PIN, lo que agiliza aún más el proceso, aunque también puede ser ligeramente peligroso. Esto ha hecho que este método sea ideal para compras rápidas, como un café, un billete de transporte público o una entrada al cine. Además, la integración de esta tecnología en dispositivos como smartphones y relojes inteligentes ha ampliado su alcance, permitiendo a los usuarios llevar sus medios de pago siempre consigo, sin necesidad de una cartera física.

Pero la comodidad no es el único factor que ha impulsado la popularidad de los pagos contactless. La pandemia de COVID-19 aceleró su adopción, ya que los consumidores buscaban métodos de pago que minimizaran el contacto físico y redujeran el riesgo de contagio. Este cambio de comportamiento ha consolidado el contactless como una opción no solo conveniente, sino también segura desde el punto de vista sanitario.

Sin embargo, esta comodidad tiene un precio. La facilidad con la que se realizan los pagos contactless también los convierte en un blanco fácil para los ciberdelincuentes. A medida que esta tecnología se populariza, los riesgos asociados a su uso también aumentan, y no todos los usuarios son conscientes de ellos.

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