Un entorno de tipos más exigentes y el ciclo de recortes de tipos de la Fed deberían brindar oportunidades a los inversores en los mercados privados o no cotizados en 2025, según T. Rowe Price.
Prevemos dos acontecimientos que deberían abrir los mercados privados a los inversores en 2025. En primer lugar, un entorno económico difícil probablemente alimentará la demanda entre los prestatarios por soluciones de crédito más complejas y a medida; y en segundo lugar, el ciclo de bajada de tipos de la Fed podría crear condiciones propicias para que más empresas salgan a bolsa y se aceleren las operaciones de fusión y/o adquisición (M&A, en adelante).
Mayor personalización para impulsar el crédito privado
El despliegue de capital en dicha clase de activos repuntó con fuerza en 2024, al aumentar la actividad de M&A, impulsada por un favorable entorno macroeconómico y la demanda contenida. A nuestro juicio, esto debería continuar en 2025, ampliando el rol del crédito privado como fuente de financiación en situaciones que requieran una flexibilidad que el mercado general de préstamos sindicados no puede ofrecer.
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Para los prestatarios, emitir deuda ofrece ventajas especialmente útiles para su actividad de M&A, como rapidez y seguridad de ejecución, confidencialidad, personalización y una menor necesidad de recurrir a las entidades de crédito. Por su parte, la renta fija privada podría brindar a los inversores una prima de diferencial sobre la renta fija tradicional que adopta primordialmente dos formas: una prima por falta de liquidez, que debería remunerar a los inversores que inmovilizan su capital durante largos periodos de tiempo; y una prima por complejidad, por ofrecer a los prestatarios las ventajas antes mencionadas.
En nuestra opinión, la oportunidad de obtener que brinda esta prima por complejidad podría aumentar si la economía estadounidense sufre una desaceleración significativa en 2025. El crédito privado está en condiciones de ofrecer soluciones a medida, incluidas financiaciones de liquidez y reestructuraciones de la estructura de capital, a sociedades con necesidades de servicio de la deuda más acuciantes. Si la economía en su conjunto sigue repuntando, estas oportunidades coyunturales podrían ser más limitadas y primarían los títulos de renta fija privada con características de rendimiento más convencionales.
Mercados privados: termina la sequía en OPIs
El largo periodo de bajos tipos de interés que siguió a la crisis financiera mundial hizo que muchas empresas siguieran en manos privadas más tiempo, incluso después de alcanzar un tamaño considerablemente grande. A nuestro juicio, la mayor fuente de oportunidades de capital riesgo serían las grandes empresas no cotizadas, idealmente con valoraciones atractivas, antes de salir a bolsa.
Ahora bien, la sequía de ofertas públicas iniciales (OPI), que dura ya más de tres años, ha mermado este universo de oportunidades. Este descenso de las operaciones de salida a bolsa ha sido más un problema de oferta que de demanda: las compañías en manos privadas no quieren someterse a la volatilidad de precios que sufren las acciones que cotizan en bolsa, por lo que muchas intentar evitar el intenso escrutinio financiero trimestral que implica cotizar en bolsa.
Otra razón clave ha sido la dificultad de pronosticar ingresos y beneficios, habida cuenta de las opiniones tan dispares sobre el estado de la economía. A medida que las perspectivas económicas se aclaran y las empresas confían más en sus previsiones, las sociedades no cotizadas deberían sentirse más cómodas con la decisión de salir a bolsa. Asimismo, con más certidumbre sobre el ciclo de recorte de tipos de la Reserva Federal estadounidense (Fed), la volatilidad del mercado de renta variable podría disminuir en 2025, lo que propiciaría un mayor número de operaciones de salida a bolsa.
Las operaciones de M&A también suelen permitir a los inversores mejorar la liquidez de inversiones en activos de capital riesgo. El descenso de los tipos de interés contribuirá a relajar el mercado de M&A, al reducir el coste del capital de las empresas compradoras. Si repuntaran las operaciones tanto de salida a bolsa como de M&A, los inversores actuales en sociedades no cotizadas dispondrían de dos vías para rescatar su efectivo, potencialmente con mejores valoraciones.