La pasta es uno de los platos más queridos a nivel universal. Le encanta a niños, adultos y mayores, y es conocida internacionalmente por su multitud de formas en las que se puede degustar. Pero… ¿Sabías que la forma en la que cocines este delicioso ingrediente puede afectar directamente a tu salud?
Si bien es cierto que la gente suele prestar más atención al tipo de pasta o a la cantidad que se consume, hay muchos factores que influyen en tu bienestar. Y seguro que alguno te sorprende, como el tiempo de cocción. En función del tiempo que tu pasta se mantenga en el agua hirviendo, la digestión puede ser muy diferente, impactando directamente en tu peso. Tu cuerpo asimila sus carbohidratos de manera diferente en una pasta al dente y una pasta que excede el tiempo recomendado de cocción y se queda demasiado blanda.
2EXCESO DE COCCIÓN

Aunque no siempre tienes que comer la pasta al dente, es importante que seas consciente de que cocer tu pasta durante más tiempo del recomendado puede alterar sus propiedades nutricionales de manera significativa y afectar por ello a nuestro cuerpo cuando la procesa. Por eso si tienes que decantarte por consumir pasta menos cocida antes que con un exceso de cocción, no dudes en elegir la primera opción. Cuando la pasta se cocina en exceso, el almidón presente en ella experimenta un proceso de descomposición más pronunciado. Este fenómeno cambia la estructura de los carbohidratos, convirtiéndolos en azúcares más simples que el cuerpo asimila con mayor rapidez. Como resultado, la pasta pierde su capacidad de liberación lenta de energía, transformándose en un carbohidrato de rápida absorción.
Los carbohidratos de rápida absorción, como los que resultan de una pasta cocida en exceso, tienen un índice glucémico más alto. Esto significa que, al consumirla, los niveles de glucosa en sangre aumentan rápidamente, lo que provoca una respuesta igualmente rápida de insulina. La insulina es la hormona encargada de regular el azúcar en la sangre, pero cuando se libera en grandes cantidades debido a picos de glucosa, puede promover el almacenamiento de grasa en el cuerpo. A largo plazo esto puede dar problemas como la resistencia a la insulina, mucho más grave de lo que se tiende a pensar.
La pasta demasiado cocida se digiere tan rápidamente que el cuerpo no tiene tiempo de sentirse satisfecho por más tiempo. Esto puede llevar a un mayor apetito poco después de la comida, incrementando la probabilidad de comer más de lo necesario y de optar por opciones menos saludables. Además, el exceso de cocción afecta al sabor de tu plato, relegándolo probablemente a un sabor mucho menos satisfactorio para tu paladar y tu estómago.