La República de Kiribati es un país que se encuentra en rincón extraordinario del mundo que no solo ocupa una posición única al abarcar los cuatro hemisferios, sino que también se enfrenta a un futuro sombrío debido al cambio climático. Este archipiélago, compuesto por 33 atolones y una isla volcánica en el vasto océano Pacífico, es un ejemplo de la fragilidad de nuestras tierras frente a los desafíos ambientales contemporáneos.
7Un futuro sombrío
Las proyecciones indican que, sin intervención, los atolones de Kiribati podrían quedar sumergidos antes de que finalice este siglo. El presidente Anote Tong, en su búsqueda de ayuda internacional, destacó que algunas comunidades ya habían sido desplazadas y que la población enfrentaba la pérdida de cosechas debido a la intrusión del agua salada. Con muchas islas a solo tres metros sobre el nivel del mar, la situación es alarmante.
El cambio climático no solo amenaza el futuro de Kiribati, sino que también impacta su presente. La frecuencia de desastres naturales, como huracanes y lluvias torrenciales, ha aumentado, exacerbando la crisis. La salinización del agua dulce ha llevado a la escasez de este recurso vital, afectando tanto el consumo humano como la agricultura.
La pesca, fundamental para la alimentación local, también se ve comprometida, lo que ha llevado a un aumento en la importación de alimentos procesados y, consecuentemente, a un incremento en los índices de obesidad en la población.