Diego Rodríguez, doctor en Economía y adscrito a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha enunciado la que, a su juicio, es la fórmula ganadora para que jamás se repitan tragedias como la DANA que azotó el Levante español el pasado mes de noviembre: un programa masivo de refuerzo de las infraestructuras hidráulicas en las poblaciones vulnerables con cargo a la fiscalidad de los recursos hídricos y los inmuebles.
En un estudio publicado por Fedea, Rodríguez propone la puesta en marcha de un plan nacional de adaptación de las infraestructuras hidráulicas al cambio climático. La financiación de este plan sería canalizada a través de un Fondo específico que se nutriría con ingresos recurrentes provenientes del establecimiento o subida de un canon de aguas y de un recargo sobre el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de los edificios situados en zonas inundables.
Se propone también aprovechar las posibilidades de financiación que ofrece la Adenda del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para dar un fuerte impulso inicial a ese plan, a través de una generosa dotación inicial del Fondo con cargo a los préstamos definidos en la Adenda.
LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA, UNA HERRAMIENTA PARA SALVAR VIDAS
Por último, se propone también revisar con urgencia la normativa para agilizar los procedimientos de evaluación ambiental y autorización de las infraestructuras necesarias para que las inversiones prioritarias se puedan acometer en plazos razonables. A este respecto, puntualiza el autor, debería tomarse como referencia la recomendación de la Comisión Europea (CE) para la aceleración de los procedimientos de concesión de permisos para los proyectos de energías renovables que contribuyen a la lucha contra el cambio climático.
El plan propuesto debería extenderse más allá del ámbito de la gestión de los riesgos de inundación para financiar todo tipo de actuaciones hidráulicas que ayuden a mitigar los riesgos relacionados con el cambio climático. En el caso de nuestro país, entre las amenazas más acuciantes se incluyen una significativa reducción de las precipitaciones medias y un aumento en su irregularidad, dos factores que contribuirán a aumentar el estrés hídrico que ya sufrimos y a dificultar la gestión de los recursos disponibles.
LA DANA, UNA TERRIBLE ADVERTENCIA
Fedea subraya que los trágicos efectos de la DANA de noviembre, que ha afectado de forma tan dramática al territorio español y muy particularmente a la provincia de Valencia, ponen de manifiesto la necesidad de reflexionar sobre nuestro grado de preparación ante el incremento de los riesgos asociados con el cambio climático.
Aunque concede que se trata de un fenómeno excepcional, recuerda que el consenso científico apunta a que una de las consecuencias del cambio climático va a ser un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como la DANA. Por consiguiente, el estudio recalca la importancia de tomar consciencia de esa creciente amenaza y diseñar e implementar una estrategia proactiva de adaptación al cambio climático que ayude a mitigar sus efectos adversos.
En este sentido, el trabajo de Rodríguez parte de las consideraciones recogidas en el informe de análisis de riesgos climáticos en la Unión Europea (UE) que ha realizado la Agencia Europea de Medio Ambiente. En dicho análisis se enfatiza que los efectos del cambio climático también dependerán de las concretas medidas de adaptación que se vayan poniendo en práctica.
Entre las acciones concretas a llevar a cabo, destacan las medidas estructurales para regular caudales o realizar intervenciones físicas en cauces o en áreas propensas a las inundaciones. De hecho, se indica que el informe de la Agencia Europea considera como más urgentes las inversiones necesarias para hacer frente a las inundaciones pluviales y fluviales.