lunes, 30 diciembre 2024

Desafíos y oportunidades de la Taxonomía de la UE para el sector bancario

Desde enero de 2023 la presión ha aumentado para el sector bancario, ya que ha tenido que informar no sólo sobre la elegibilidad de sus actividades, sino también sobre la alineación con los criterios de la Taxonomía de la UE para los dos objetivos relacionados con el clima (mitigación y adaptación).

Esto significa que los bancos tenían que revelar en qué medida sus actividades cumplían los criterios técnicos de selección establecidos en la Taxonomía para estos objetivos. Hasta que, a partir de enero de 2024, los requisitos de información se ampliaron para cubrir los 4 objetivos medioambientales restantes del Reglamento sobre la Taxonomía de la UE: uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos; transición a una economía circular; prevención y control de la contaminación; y protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.

Es importante considerar los tiempos de implementación de la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD, por sus siglas en ingles). Con su introducción, la presentación de informes se ampliará tanto en alcance como en granularidad, y aplica desde 2024 a las empresas que ya estén sujetas a la Directiva sobre información no financiera (NFRD, por sus siglas en inglés).

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Esto significa que, en 2025, las grandes empresas no sujetas con anterioridad a la NFRD, empezarán a informar sobre el ejercicio 2024 y, en 2026, las pequeñas y medianas empresas que cotizan en bolsa tendrán que empezar a informar sobre el ejercicio 2025.

En este sentido, los bancos deben asegurarse de que informan sobre estos indicadores clave relacionados con el alineamiento a la Taxonomía de la UE : activos elegibles y alineados con la Taxonomía; indicadores clave de rendimiento (KPI); e información sobre riesgos y oportunidades.

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Taxonomía de la UE para el sector bancario

La UE seguirá posicionando la Taxonomía como elemento clave para dirigir el capital hacia actividades que apoyen los objetivos climáticos y medioambientales. Pero esto no es tarea fácil y los bancos deben asegurarse de cumplir las normas. Estas incluyen:

1. Cumplimiento regulatorio: Los bancos deben revelar la sostenibilidad medioambiental de sus posiciones, en particular en el marco del SFDR y el NFRD. El acceso a datos precisos de la Taxonomía de la UE es crucial para cumplir estas obligaciones de reporting. El incumplimiento puede acarrear daños reputacionales, sanciones reglamentarias y pérdida de confianza por parte de los inversores.

Los bancos también deben asegurarse de que reúnen datos suficientes sobre sus carteras para cumplir con estos requisitos, siendo este un ejercicio complejo.

Además, con las nuevas divulgaciones viene el riesgo adicional de ser acusado de greenwashing, pero, el uso adecuado de los datos de la Taxonomía ayuda a los bancos a ser transparentes sobre qué inversiones se alinean realmente con los criterios de la Taxonomía de la UE, protegiéndolos, en última instancia, de riesgos legales y reputacionales.

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2. Gestión de riesgos y asignación de capital: Los datos de la Taxonomía de la UE proporcionan información sobre los riesgos medioambientales asociados a diversas actividades económicas. Esto ayuda a los bancos a integrar los riesgos medioambientales y climáticos en sus marcos de gestión de riesgos, mejorando su capacidad para gestionar el riesgo crediticio y la exposición a sectores perjudiciales para el medio ambiente.

Los bancos pueden utilizar estos datos para dirigir el capital hacia actividades sostenibles. A medida que los inversores y los clientes demanden más opciones de financiación sostenible, los bancos que incorporen eficazmente los datos de la Taxonomía de la UE estarán mejor posicionados para asignar recursos a proyectos ecológicos y beneficiarse del creciente mercado de bonos verdes.

3. Alineación estratégica con la financiación sostenible: Los bancos deben alinear cada vez más sus estrategias con objetivos de sostenibilidad, incluidos los objetivos de descarbonización. Los datos de la Taxonomía de la UE ayudan a identificar sectores y empresas que ya están alineados o en transición hacia la sostenibilidad, lo que puede informar las estrategias de préstamo e inversión.

El acceso a datos alineados con la Taxonomía permite a los bancos desarrollar y ofrecer productos financieros sostenibles como por ejemplo, bonos verdes, préstamos o financiación vinculada a la sostenibilidad. Esto puede ser un diferenciador competitivo a medida que crece la demanda de estos productos.

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4. Impacto en el coste del capital: Con el tiempo, los reguladores podrían utilizar el cumplimiento de la Taxonomía de la UE para ajustar los requisitos de capital de los bancos.

Esto podría significar que las actividades alineadas con la Taxonomía podrían recibir una ponderación de riesgo favorable, reduciendo los requisitos de capital para los préstamos verdes, mientras que las actividades no conformes podrían ver incrementados sus costes.

Como resultado, los bancos que demuestren un fuerte compromiso con las finanzas sostenibles proporcionando datos claros y transparentes de la Taxonomía de la UE deberían atraer a los inversores preocupados por ESG, lo que podría llevar a un coste de capital potencialmente más bajo.

5. Ventaja competitiva: Los bancos que sean pioneros en la adopción de la Taxonomía de la UE y dominen su manejo se situarán en mejor posición que sus homólogos que no lo hagan. Serán vistos como líderes en finanzas sostenibles, lo que puede mejorar su reputación y atraer a un segmento creciente de clientes e inversores concienciados con el medio ambiente.

“La capacidad de manejar e integrar de forma eficaz los datos de Taxonomía de la UE será crucial para que los bancos sigan siendo competitivos y cumplan la normativa en un panorama financiero en evolución que prioriza cada vez más la sostenibilidad”, explica José Gallardo, director de MainStreet Partners.

En resumen, las implicaciones de la obtención de datos de la Taxonomía de la UE para los bancos son extremadamente amplias y afectan al cumplimiento de la normativa, la gestión de riesgos, los procesos operativos, la dirección estratégica y los resultados financieros.


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