Bárbara Rey ha vuelto a acaparar los titulares al destapar nuevos detalles sobre su supuesta relación con el Rey Juan Carlos I, un vínculo que, pese a haber pasado décadas desde su época más turbulenta, sigue generando revuelo y controversia. Esta vez, el escándalo se aviva con la filtración de unos audios de la vedette, en los que relata conversaciones mantenidas con Santiago Arriazu, un mediador clave entre ella y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Según estas grabaciones, Bárbara Rey habría negociado cuantiosas sumas de dinero y contratos laborales para garantizar su silencio sobre su vínculo con el entonces monarca. Lo más impactante no es solo el contenido de las negociaciones, sino las declaraciones que la actriz hace sobre su relación con el Rey Emérito, describiéndolo como una figura cercana y cotidiana en su vida durante años.
1«No le tengo miedo»
En uno de los audios filtrados, Bárbara Rey afirma con rotundidad: “No le tengo miedo, ni respeto. Yo lo he tenido en mi cama, en mi mesa, en mi sofá y en mi vida, como para tenerle respeto”. Estas palabras, que han causado un gran impacto, reflejan la familiaridad con la que la vedette habla de su relación con Juan Carlos I, dejando entrever una convivencia mucho más íntima de lo que se había especulado hasta ahora. Según se ha podido conocer, los audios corresponden a conversaciones de la década de los 90, un periodo en el que Bárbara Rey ya había recibido una primera suma millonaria de dinero público para mantener el silencio, pero reclamaba una segunda entrega. La cantidad inicial de 35 millones de pesetas, según la vedette, se había agotado rápidamente, lo que la llevó a presionar para obtener el resto de los 100 millones que, supuestamente, le habían sido prometidos.
En estas grabaciones, Bárbara Rey menciona cómo se le planteó la entrega de este dinero adicional y cómo Arriazu se ofreció a mediar, prometiéndole no solo una segunda partida económica, sino también un contrato laboral. En sus propias palabras, aseguró: “Habían llegado a un acuerdo para darme lo que resta de los 100 millones que me había prometido Su Majestad y, además, un contrato de trabajo”. Estas afirmaciones han reavivado las dudas sobre el uso de fondos públicos para silenciar posibles escándalos relacionados con la vida personal del Rey Emérito, un tema que ya había suscitado controversias en el pasado.
A pesar de todo, Bárbara Rey rechaza tajantemente la idea de que lo que ocurrió pueda calificarse como chantaje. Según su relato, los acuerdos alcanzados con el entonces monarca y las altas esferas no responden a una dinámica coercitiva, sino a una serie de negociaciones legítimas. “Él firma un contrato en el que yo voy a cobrar 4 millones de pesetas. Yo no considero que eso sea ningún chantaje”, explica. Sin embargo, muchos interpretan que el trasfondo de estas negociaciones implicaba una amenaza velada: si no se cumplían sus demandas, la actriz podría desvelar información comprometedora que pondría en jaque no solo la imagen pública del Rey Juan Carlos, sino también la estabilidad de la monarquía española y la confianza de los ciudadanos.
Bárbara Rey, lejos de mostrarse arrepentida, se presenta como una figura que, en su opinión, ha actuado en beneficio del pueblo. En los audios filtrados, se describe como alguien que buscaba desenmascarar al entonces monarca y exponer su comportamiento. “Cuando llegue el momento se darán cuenta del bien que yo he hecho por este pueblo al quitar de en medio a un tío que les ha estado engañando toda la vida”, afirma con determinación. Según ella, su intención no era solo protegerse a sí misma, sino también dar a los ciudadanos la oportunidad de conocer la verdad sobre la persona que ostentaba el máximo cargo en la jefatura del Estado.