España, junto con otras naciones como Alemania, India y Japón, tratan de seguir el ejemplo de Estados Unidos en el camino de reservar para invertir dinero público en recuperar la producción física de chips informáticos, y así tratar de reducir lo que ve como una dependencia peligrosa de unas pocas instalaciones en el este de Asia. Nuestro país cuenta con un montante de 12.900 millones de dólares (12.250 millones de euros que se quieren invertir a través del PERTE de microelectrónica y semiconductores nacional), pero solo ha invertido el 2,4%. Nos falta conseguir fábricas de chips, aunque somos el país, detrás de Alemania, que ha hecho una mayor apuesta en Europa por ganar alguna batalla a China y EE.UU.
Los 12.250 millones provienen del plan de la Unión Europea de 46.300 millones de dólares, con el fin de conseguir duplicar la producción del bloque hasta el 20% del mercado mundial para 2030. De nuestros pares europeos, España ocupa el segundo lugar en cuanto a apuesta por alcanzar alguna soberanía en la industria del diseño y la fabricación de semiconductores. Hasta ahora, el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) Chip solo ha movilizado 295 millones de euros en 4 convocatorias de subvenciones que resultaron en casi 180 millones de euros comprometidos para su ejecución, es decir, el 2,4% del total del presupuesto disponible.
El problema de que no se haya avanzado más es que de todos los ejes del plan que ya se han comenzado (cátedras, pruebas de concepto, o el IPCEI ME-CT o Proyecto Importante de Interés Común Europeo sobre Microelectrónica y Tecnologías de la Comunicación, que cuyo propósito es promover la colaboración paneuropea en este ámbito, reuniendo a los agentes industriales de toda la cadena de valor de los semiconductores, desde las materias primas hasta los sistemas finales), falta el que más inversión requiere.
LOS CHIPS DE ESPAÑA RESPECTO A EUROPA Y EL MUNDO
Este es el Eje III, que precisa de tres cuartas partes del presupuesto, y sería el dedicado a la construcción de plantas de fabricación en nuestro territorio y que aspita a atraer hasta nuestro país mega factorías para diseñar y fabricar grandes centros industriales de esta vanguardista tecnología.
A España, como segundo país europeo que más dinero público ha comprometido en el negocio de los semiconductores, le faltan factorías en las que invertir. Parecía que todo iba a ir más deprisa cuando surgieron promesas de grandes fabricantes, como la realizada por Broadcom en julio de 2023, de instalar una fábrica en nuestro país, pero por el momento no está previsto que se levante ninguna factoría. Broadcom lleva ya casi año y medio buscando el lugar ideal de la geografía patria para poner su esperada fábrica se chips ibérica. Y en enero de este año supimos que Intel descartaba nuestro país para instalar una de sus factorías que inicialmente había previsto en Barcelona.
A España es el segundo país europeo que más dinero público ha comprometido en el negocio de los chips, pero le faltan factorías en las que invertir, y solo ha movilizado el 2,4% del total del presupuesto disponible
Así, Alemania nos «gana» en inversión y en haber llegado ya a un acuerdo para establecer en su territorio, concretamente en Magdeburgo, una primera planta de semiconductores de Intel, con una inversión de 30.000 millones de euros, la tercera parte con financiación pública.
Francia tiene prevista una inversión de fondos públicos menor en la industria de los chips, de solo 3.000 millones de euros, para ya están movilizados precisamente en levantar la planta de STMicroelectronics y GlobalFoundries en la localidad de Crolles, que requerirá inversión privada hasta completar los 7.500 millones.

POR QUÉ HAY UNA ‘GUERRA’ CON LOS CHIPS
Durante la pandemia y muchos meses después, en 2020 y 2021, el mundo se percató de repente que los imprescindibles chips que se producía en Taiwán y China no llegaban a Occidente, y esto paraba la producción de todo tipo de productos, las ventas y la economía en general. Se vio el problema y se quiso poner remedio cuanto antes.
Y además ahora hay cierta prisa e inquietud, tal y como desvela Bloomberg en un informe, porque hay un riesgo candente para la producción mundial que todavía continúa ‘gentrificada’ en Oriente. Un posible conflicto por Taiwán, que fabrica la mayoría de los semiconductores lógicos avanzados del mundo y también muchos chips de última generación. China ha reclamado durante mucho tiempo la isla, a solo 160 kilómetros de su costa, como su propio territorio y amenaza con invadirla para evitar su independencia formal. Estados Unidos ha sido un importante partidario del gobierno de Taiwán.
Los chips informáticos son el motor de la economía digital y sus crecientes capacidades están posibilitando tecnologías como la inteligencia artificial generativa que prometen transformar múltiples industrias
Una guerra podría aislar al gigante taiwanés de fabricación de chips TSMC de sus clientes globales. La empresa creó casi por sí sola el modelo de negocio de la «fundición»: fabricar chips diseñados por otros. Grandes clientes como Apple en su momento le dieron a TSMC el volumen masivo para desarrollar una experiencia líder en la industria, y ahora el mundo depende de ella. La empresa superó a Intel en términos de ingresos en 2022. Igualar su escala y sus habilidades llevaría años y costaría una fortuna.
Los chips informáticos son el motor de la economía digital y sus crecientes capacidades están posibilitando tecnologías como la inteligencia artificial generativa que prometen transformar múltiples industrias. Son lo que se necesita para «procesar y comprender las montañas de datos que han llegado a rivalizar con el petróleo como el elemento vital de la economía», según el informe de Bloomberg.
Fabricados a partir de materiales depositados en discos de silicio, los chips pueden ser de memoria que almacenan datos, son relativamente simples y se comercializan como mercancías. En cambio, los chips lógicos, que ejecutan programas y actúan como el cerebro de un dispositivo, son más complejos y caros. El acceso a componentes como el acelerador de IA generativa H100 de Nvidia ya se ha se ha vinculado tanto a la seguridad nacional ( en Estados Unidos) como a la suerte de empresas gigantes como Google y Microsoft a nivel global en su carrera por construir centros de datos gigantes y tomar la delantera en lo que se considera el futuro de la informática.
la mayor parte de la tecnología de semiconductores líder en el mundo se origina en Estados Unidos, pero hoy son Taiwán y Corea del Sur los que dominan la fabricación de chips.
Incluso los dispositivos cotidianos (como son los electrodomésticos, por ejemplo) dependen cada vez más de los chips. Cada pulsación de un botón en un coche lleno de artilugios requiere chips simples para traducir ese toque en señales electrónicas. Y todos los dispositivos alimentados por batería necesitan chips para convertir y regular el flujo de electricidad.
Esa es la razón por la que los semiconductores son ahora el foco de una intensa competencia entre las superpotencias económicas del mundo. Estados Unidos ya ha implementado una serie de restricciones que apuntan a limitar las ambiciones de chips de China y garantizar que EEUU siga siendo líder también en esta industria y Joe Biden está sopesando restricciones adicionales a las ventas de equipos semiconductores y chips de memoria de IA a China este mismo diciembre, antes de irse de la presidencia.
La guerra afecta a España y Europa, y a todo el mundo, pero su origen está en que la mayor parte de la tecnología de semiconductores líder en el mundo se origina en Estados Unidos, pero hoy son Taiwán y Corea del Sur los que dominan la fabricación de chips. China es el mayor mercado de componentes electrónicos y tiene un deseo creciente de fabricar más de los chips que utiliza. Eso ha convertido a la industria en un punto focal para Washington mientras intenta limitar el ascenso de su rival asiático y abordar lo que dice son preocupaciones de seguridad nacional.