La Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) ha mostrado su preocupación por la pérdida de competitividad de la industria láctea española y ha destacado que durante año y medio el precio pagado a las ganaderías por la leche de vaca ha sido el más alto de toda la Unión Europea.
Ésta ha sido una de las conclusiones que han trasladado el presidente de Fenil, Ernesto Castro, y el director general de la fundación, Luis Calabozo, en una jornada sobre el sector de la industria láctea, celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados.
En concreto, Castro ha mencionado que las importaciones de quesos, «a precios imposibles de conseguir por la industria española», han llegado a niveles «sin precedentes», alcanzando una cantidad cercana a los 360 millones de kilogramos al año, lo que representa más del 40% del consumo nacional de quesos.
Estos datos, sumados a las importaciones de otros productos lácteos, suponen 2.000 millones de euros dedicados a importaciones al año en España.
«Estas cifras significan dos cosas: una, que se transfieren al exterior rentas que deberían llegar a nuestras ganaderías; y dos, que se sostienen empleos en fábricas de otros países que deberían crearse en las industrias españolas», ha explicado el presidente de la fundación, a lo que ha añadido que «se exportan rentas y se importa paro».
En este sentido, Castro ha trasladado que los altos precios percibidos por las ganaderías no han estimulado la producción de leche de modo suficiente y continúa la reducción del número de explotaciones lácteas, manifestándose un «grave problema de falta de relevo generacional».
Por su parte, Calabozo ha explicado que, con los precios de la leche más elevados de la serie histórica, caen las producciones españolas de leche, y se estimulan las producciones de leche en otros países.
A su vez, cae la demanda de queso español en España y en el exterior, se acumulan stocks de queso en España y cae la demanda de leche como materia prima, tal y como ha explicado el director general de la fundación.
CRISIS DEL SECTOR QUESERO EN ESPAÑA
«La falta de competitividad de la materia prima española está sumiendo al sector quesero español en una profunda crisis», ha advertido Calabozo en su exposición del estado del sector lácteo español.
De esta manera, el director general de la fundación ha expuesto que las importaciones de quesos alcanzan un nivel récord de 375.000 toneladas en junio de 2024. «Las exportaciones son un tercio de las importaciones y se encuentran estancadas», ha avisado Calabozo.
El directivo de la fundación ha comentado que los principales orígenes de las importaciones españolas de quesos son Países Bajos, Alemania, Francia e Italia.
«La aparición de nuevos modelos productivos en otros países de la UE hace que España pierda liderazgo, como es el caso del ganado caprino de leche», ha comentado el director general.
INSTRUMENTO PARA COMBATIR LA DESPOBLACIÓN EN EL MEDIO RURAL
Calabozo ha explicado que el tejido que forman las granjas y los centros de transformación de leche en España son «clave» para la fijación de población al entorno rural.
Así, el director general ha comentado que, de los 1.700 centros autorizados para el tratamiento de leche, el 70% están ubicados en localidades de menos de 10.000 habitantes.
Castro ha declarado que las fábricas de alimentos lácteos constituyen en muchos casos los principales centros de empleo en pequeñas localidades y una opción de trabajo «estable» para jóvenes en actividades cualificadas, como químicos, biólogos o ingenieros.
MARCO LEGAL «EQUILIBRADO» QUE PROPICIE LA SEGURIDAD JURÍDICA
Por todo ello, el presidente de Fenil ha pedido que la actividad del sector lácteo se desarrolle en un marco legal «equilibrado que propicie la seguridad jurídica y la estabilidad», que se asemeje al de los principales competidores dentro de la Unión Europea.
La regulación actual, según Castro, está produciendo falta de seguridad jurídica, un aumento de la litigosidad y la reducción de los contratos a largo plazo, «pero lo peor es que puede provocar la desconexión con la evolución de los mercados con fronteras abiertas en las que opera el sector lácteo».