Aunque concede que la compañía está «bien gestionada» y la regulación del sector energético en España está «encaminada a mejorar», la valoración de JP Morgan sobre el futuro inmediato de Redeia no es benévola. Pese a que sube su precio objetivo a 17 euros por acción, la etiqueta bursátil sigue siendo negativa: «Con la mayoría de las utilities europeas (incluyendo redes) cotizando muy por debajo de su valor razonable, mantenemos nuestra recomendación de ‘Infraponderar’ sobre Redeia».
El pasado 23 de octubre, la eléctrica presentó los resultados correspondientes a los nueve primeros meses del año. Durante dicho período obtuvo un beneficio neto de 408,8 millones de euros, lo que representa una caída del 23,6% con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. La propia compañía reconoció que en este descenso jugaron un papel clave los activos pre-98, cuyo impacto anual en ingresos asciende a unos 260 millones de euros.
JP Morgan ve margen de mejora en las cuentas de Redeia, especialmente en lo referente al rendimiento de la inversión. Destaca, asimismo, el impacto positivo de unos 1.500 millones de euros de gasto de capital financiados con subsidios (1.100 millones de los fondos Next Generation y subsidios aprobados para la interconexión con Francia) y de las ‘rentas de congestión’ (ingresos garantizados por operaciones de mercado, totalizando 400 ‘kilos’).
«Creemos que estas son suposiciones realistas, aunque no conservadoras, sobre las mejoras que se implementarán en el próximo período regulatorio», consideran los expertos del banco.
EL CORTO PLAZO DE REDEIA ESTÁ LLENO DE LASTRES
Las malas perspectivas de Redeia se deben, en gran parte, al mal desempeño de algunos de sus principales activos. Hispasat sigue enfrentando mayores dificultades en ingresos de lo esperado, Reintel muestra un crecimiento orgánico ligeramente menor y el negocio internacional «debería verse impactado negativamente en 2025 por la debilidad del real brasileño, moneda de su principal activo, Argo«, detalla el informe.
Aunque ninguno de estos aspectos negativos es particularmente preocupante, explican un menor impulso de ganancias a corto plazo del que JP Morgan había anticipado anteriormente, y «sugieren un enfoque más cauto hacia su valoración, incluyendo Hispasat, donde estamos a la espera de avances respecto a una posible venta de la filial en 2025».
LOS FACTORES QUE LIMITAN A REDEIA A CORTO PLAZO SON UNA POLÍTICA DE DIVIDENDOS «POCO INSPIRADORA», EL «ESTRATÉGICAMENTE CUESTIONABLE» ACUERDO DE HISPASAT, LA MERMA DEL VALOR NETO DE INVERSIÓN Y LA INCERTIDUMBRE SOBRE LOS INGRESOS
Con todo, a largo plazo el banco sigue viendo a Redeia como una opción atractiva, «debido al crecimiento impulsado por el gasto de capital (capex) que la compañía debería lograr en la próxima década, mientras adapta la red de transmisión eléctrica española para cumplir con los objetivos del Plan Nacional de Energía para 2030″.
A corto plazo, sin embargo, la historia es diferente, a causa fundamentalmente de cuatro factores: «Una política de dividendos poco inspiradora; un acuerdo estratégicamente cuestionable (Hispasat); una ligera disminución del valor neto de inversión, debido a la acumulación de una cantidad desproporcionada de trabajos en progreso; y la incertidumbre sobre la trayectoria de los ingresos».
FACTORES DE CAMBIO
Los analistas señalan sendos elementos de riesgo que podrían alterar la discreta valoración de Redeia. Uno, que el regulador eventualmente decida «ofrecer una mayor visibilidad sobre una trayectoria de ingresos más realista y generosa para el negocio de transmisión eléctrica»; y dos, «la posibilidad de que REE incorpore socios financieros en su cartera de telecomunicaciones e internacional a una prima significativa respecto a los precios pagados por esos activos.
La segunda eventualidad, de materializarse, «no solo cristalizaría la creación de valor, sino que también aumentaría la confianza de los inversores en las entregas futuras».