El caso de Daniel Sancho, acusado del asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta en agosto de 2023, sigue dando giros inesperados. Después de varios meses en prisión, el hijo de Rodolfo Sancho se enfrenta a una nueva cuenta atrás judicial con la esperanza de revertir la sentencia que lo condenó a cadena perpetua en Tailandia. Desde que la primera apelación fue retrasada en octubre, el equipo de abogados de Sancho ha estado trabajando para afinar los detalles del recurso, con la vista puesta en una nueva fecha clave: el 29 de noviembre. Sin embargo, aún queda abierta la puerta a un segundo recurso en el equivalente al Tribunal Supremo tailandés, que podría prolongar la incertidumbre sobre su futuro.
1El caso de Daniel Sancho ha explotado
El recurso de apelación, que en un principio se pensaba presentar el 19 de octubre, fue aplazado para dar más tiempo a los abogados de Sancho para preparar el documento y traducirlo adecuadamente. Carmen Balfagón, portavoz de la familia Sancho, había confirmado en exclusiva para la revista Lecturas que este aplazamiento se había solicitado para «pulir detalles» y asegurar que el argumento presentado tuviera la mayor solidez posible. El objetivo de la defensa es demostrar que no hubo premeditación en el crimen, sino que se trató de un homicidio imprudente, argumentando que las pruebas presentadas en el juicio inicial fueron interpretadas de manera errónea.
A la espera de esa apelación, Daniel Sancho se encuentra en la prisión de Surat Thani, donde pasa sus días mientras sus abogados afinan los detalles del recurso. El 29 de noviembre será el nuevo límite para presentar este recurso, aunque algunos medios lo han catalogado como «última oportunidad». Sin embargo, el equipo de defensa no pierde la esperanza, ya que aún existe la posibilidad de que, si este recurso no tiene éxito, puedan presentar un segundo recurso ante el Tribunal Supremo tailandés. De esta manera, el caso podría seguir su curso judicial por más tiempo, lo que brinda una esperanza renovada a Sancho y su defensa, aunque también aumenta la tensión a medida que se acercan los plazos.
Marcos García-Montes, el abogado principal que lidera la estrategia de la defensa de Sancho, ha hablado recientemente con El Cierre Digital, donde ha hecho declaraciones que han alimentado la esperanza de que la sentencia de cadena perpetua sea revertida. Según García-Montes, la interpretación de las pruebas presentada durante el juicio fue incorrecta, y si se hubiera hecho de manera adecuada, la pena que correspondía a Sancho debería haber sido mucho menor, específicamente por homicidio imprudente leve. Esta posición se mantiene firme en la defensa, que insiste en que el crimen cometido por Daniel Sancho no fue premeditado, como se estableció en el juicio, sino producto de un accidente desafortunado.
La defensa de Sancho sostiene que, en su versión de los hechos, el crimen fue un accidente ocurrido durante una pelea entre él y Edwin Arrieta. Según esta versión, el forcejeo y la alteración emocional de Sancho habrían llevado a la muerte de Arrieta de manera no intencionada. Sin embargo, un elemento clave en el caso es el testimonio de Sancho durante la investigación, quien desde el principio afirmó que lo sucedido fue un accidente. De acuerdo con el abogado, el coronel encargado de la investigación también respaldó esta versión, indicando que Sancho siempre manifestó que no hubo premeditación y que lo ocurrido fue una fatalidad.
A pesar de que la sentencia original sorprendió tanto a la defensa como a la familia de Sancho, que esperaban un veredicto favorable tras una interpretación más benévola de los hechos, el caso sigue adelante con un aire de incertidumbre. La condena de cadena perpetua impuesta en Koh Samui fue un golpe durísimo para Daniel Sancho y su familia, pero la defensa no ha perdido la fe en que, con el recurso de apelación, podrían conseguir una revisión que cambie el curso de la sentencia. Este recurso podría ser crucial para el futuro penitenciario de Sancho, ya que si la apelación tiene éxito, la pena podría reducirse significativamente, lo que abriría la puerta a una eventual liberación.