Muchas personas utilizan esta expresión. ¿Te has encontrado alguna vez respondiendo con algo del estilo “aquí vamos, tirando” cuando alguien te pregunta cómo estás? Este tipo de respuesta refleja lo que se conoce como lamento crónico. Aunque puede parecer una forma inofensiva de comunicarse, quejarse de manera constante puede tener repercusiones significativas en nuestra salud emocional, mental y física.
10Sesgo de negatividad
Este fenómeno, conocido como sesgo de negatividad, puede ser contraproducente en el contexto actual. La tendencia a centrarse en lo negativo de forma continua puede distorsionar nuestra percepción del mundo, fomentando interacciones basadas en la queja. Además, quejarse de manera habitual puede provocar cambios en la estructura cerebral, afectando la función cognitiva.
Investigaciones indican que el acto de lamentarse puede llevar a alteraciones estructurales en el cerebro, lo que a su vez puede dificultar la resolución de problemas y la toma de decisiones. Esto crea un ciclo vicioso: las personas que se quejan frecuentemente pueden experimentar dificultades en funciones cognitivas esenciales, lo que genera más frustración y, por ende, más quejas.