«El triunfo de Donald Trump plantea una pregunta clave: ¿podría su enfoque más conservador hacia la transición energética de Estados Unidos incentivar una mayor inversión en energías renovables en otras regiones, como Europa o Asia? La respuesta parece ser afirmativa». El pronóstico procede de Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de la aseguradora Mutualidad, quien vaticina que el desdén del recién nombrado inquilino de la Casa Blanca por las fuentes ‘verdes’ bien podría actuar de catalizador para que otras regiones refuercen su apuesta por una energía más sostenible.
¿Y por qué se produciría este ‘efecto rebote’ a resultas de las acciones de uno de los presidentes estadounidenses más beligerantes con la descarbonización? Del Pozo explica que en Europa, las energías renovables y, por extensión, la energía nuclear -impulsada especialmente por Francia- son pilares fundamentales del plan de soberanía estratégica.
Este enfoque ha cobrado aún más relevancia desde el inicio de la guerra en Ucrania, que evidenció la necesidad de reducir la dependencia energética de terceros países.
Europa sigue una hoja de ruta clara hacia la transición ‘verde’, con políticas bien definidas y un fuerte respaldo social. Esto contrasta con un posible retroceso en la integración de energías limpias a nivel global, derivado de un previsible abandono de Estados Unidos de los Acuerdos de París.
No obstante, esta ralentización global no parece suficiente para detener el avance europeo. De hecho, añade el experto, podría incentivar un desplazamiento de inversiones en energías limpias desde Norteamérica hacia la Eurozona, reforzando el papel del continente como líder en la transición energética.
TRUMP NO ACABARÁ CON LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN EEUU
Los mercados ya están anticipando buena parte del enfoque energético trumpista, como se refleja en las fluctuaciones de las bolsas y en el comportamiento del precio del petróleo en los últimos días. Uno de los pilares del discurso de Trump ha sido su clara preferencia por los hidrocarburos, resumida en su ya famosa frase: «Perforar, perforar, perforar».
Estados Unidos, el mayor productor mundial de petróleo y uno de los principales exportadores, podría consolidar aún más esta posición con un aumento en su producción. Dado el exceso de capacidad que ya existe en el seno de la OPEP, sumado a la debilidad de la demanda de crudo por parte de los propios estadounidenses y China, es razonable prever que el precio del crudo continúe su descenso. Siempre y cuando, claro está, no surjan nuevas tensiones geopolíticas, algo que, no obstante, no se puede descartar.
Este entorno de petróleo barato, al que se suma la correlación habitual con los precios del gas, podría ralentizar la expansión de fuentes alternativas de energía, al menos en el corto plazo, debido al efecto expulsión que genera una energía fósil más competitiva.
a corto plazo LA VICTORIA DE TRUMP podría favorecer a los hidrocarburos y generar incertidumbre en lAS renovables, pero también TIENE EL POTENCIAL DE MOTIVAR A otras regiones A REFORZAR su apuesta por una energía más sostenible
Este cambio ya está impactando en los mercados financieros: las compañías eléctricas más vinculadas a las energías renovables han registrado caídas en sus valoraciones bursátiles en los últimos días. Sin embargo, el especialista de Mutualidad cree que sería un error interpretar esto como el fin de la transición energética en Estados Unidos.
Si bien es posible que el gobierno de Trump favorezca coyunturalmente los hidrocarburos e incluso la energía nuclear, el crecimiento estructural de la demanda global de electricidad, junto con el deseo explícito de independencia energética, garantiza que cualquier aumento en la oferta eléctrica será bienvenido. Eso sí, podría observarse un ajuste en la velocidad y el enfoque de esta transición, con un reposicionamiento natural en los precios y las inversiones.
En conclusión, consdera Del Pozo, la victoria de Trump introduce una «dinámica compleja» en el panorama energético global. Mientras que a corto plazo podría favorecer a los hidrocarburos y generar incertidumbre en los mercados de energías renovables, también podría actuar como catalizador para que otras regiones refuercen su apuesta por una energía más sostenible. Como en toda transición, el cambio genera tanto retos como oportunidades, y será clave identificar los sectores y geografías que mejor sepan adaptarse a este nuevo entorno.