Este miércoles, la tercera jornada de la cumbre de Naciones Unidas por el clima (COP29) vio como se elevaban las voces que claman por un mayor rigor fiscal que permita avanzar en la lucha contra la catástrofe ambiental. Una de ellas fue la del Presidente de Gobierno español, Pedro Sánchez, quien abogó por más impuestos a los combustibles fósiles, informa Bloomberg.
«Cuando no gravamos los combustibles fósiles, los estamos subsidiando indirectamente» -dijo Sánchez- «Necesitamos centrarnos en la justicia».
LOS NEGOCIADORES DE LA COP29 PIDEN ESTRECHAR EL CEPO FISCAL
El dignatario español fue secundado por la Primera Ministra de Barbados, Mia Mottley, quien afirmó que aplicar impuestos a empresas de transporte marítimo, aerolíneas y ciertas operaciones financieras, así como gravar la extracción de combustibles fósiles, podría elevar la recaudación hasta los 350.000 millones de dólares al año, más del triple de lo que los países ricos movilizan anualmente a través de fuentes públicas.
La propuesta es una continuación de la campaña de Mottley para aumentar el financiamiento climático, que comenzó bajo la Iniciativa de Bridgetown en 2022. «Estas decisiones no están fuera de nuestro alcance político», dijo Mottley. «El elefante en la sala de los servicios financieros no puede seguir siendo ignorado, aunque hayamos fracasado en el pasado».
Por su parte, Brasil, que este año ostenta la presidencia rotatoria del G-20, propone un impuesto sobre la riqueza de los multimillonarios. Otras ideas favorables a estrechar el cepo tributario también están recorriendo los pasillos de la cumbre: vuelos en clase ejecutiva más caros, impuestos sobre operaciones de acciones y bonos y un gravamen de cinco dólares por tonelada sobre las emisiones de combustibles fósiles están siendo tomados en consideración.
LA ‘COP DE LAS FINANZAS’
Y es que casi toda la retórica de la COP29, que se celebra en Bakú (Azerbaiyán) gira en torno a una palabrota de tres sílabas: dinero. Este año, el desafío del encuentro es acordar fórmulas que permitan recaudar los fondos necesarios para ayudar al mundo a enfrentar el cambio climático; de hecho, la cumbre ya ha sido bautizada como la ‘COP de las finanzas’.
Representantes de casi 200 países trabajan en acuerdos para que las naciones desarrolladas proporcionen financiamiento climático a economías emergentes. Se estima que este propósito exigirá billones de dólares al año, una cantidad que, incluso para los observadores más optimistas, está muy lejos del alcance de los fondos públicos.
La ausencia de algunos de los países con más peso económico del planeta añade dificultad al cometido: no estén presentes ni Joe Biden, aún presidente de Estados Unidos; ni Emmanuel Macron, su homólogo de Francia; ni el canciller alemán Olaf Scholz; ni el líder ruso, Vladimir Putin; estados que en conjunto suman cuarto y mitad del PIB mundial.
LA UE PROPONE UN IMPUESTO ‘DE ALTOS VUELOS’
Barbados, Francia y Kenia están liderando la lucha para que los contaminadores paguen, al mismo tiempo que intentan que el sector financiero libere más dinero. La idea es proponer opciones para que los países las discutan en la cumbre COP30 del próximo año en Brasil.
La UE es actualmente el mayor contribuyente al financiamiento climático, pero se enfrenta a límites fiscales y también busca encontrar nuevas soluciones. Wopke Hoekstra, jefe de clima del bloque, destacó la aviación como un posible objetivo.
«Es claramente uno de los sectores a nivel global que necesita hacer más y que, desafortunadamente, va en la dirección equivocada con sus emisiones», dijo. «Es generalmente la parte más rica de la población global la que vuela más. Un impuesto a la aviación también nos brindaría una oportunidad adicional para inyectar más solidaridad en el financiamiento climático».
La COP29 de Bakú, que arrancó el lunes, concluirá el próximo 22 de noviembre.