miércoles, 20 noviembre 2024

La Moncloa contra el entretenimiento: de ‘Crónicas Marcianas’ a ‘El Hormiguero’

Los partidos políticos de la oposición han dejado de situar a los ‘Telediarios’ en su diana. La pluralidad impulsada por el equipo liderado por Josep Vilar, la interesada desgana de algunos consejeros colocados por el PP (que han disfrutado de premios durante los gobiernos socialistas) y la pérdida de audiencia de los noticieros de La 1 (para desgracia de La Moncloa) han ayudado a ello.

El sindicato USO cree, con el paso del tiempo, del interés de La Moncloa por controlar los ‘Telediarios’ se ha pasado a la obsesión del Gobierno de hacerse con la millonaria caja para comprar programas afines a productoras amigas.

DE ‘SÁLVAME’ A ANA ROSA

Al PP y Vox les ponía muy nervioso ‘Sálvame’ con aquello del «rojos y maricones» de Jorge Javier Vázquez, y también la docuserie feminista de Rocío Carrasco. La caída del emblema de La Fábrica de la Tele fue celebrada con alborozo por la derecha mediática liderada por Federico Jiménez Losantos, que pasó de defensor del programa de Jorge Javier Vázquez a su enemigo número 1 (tal y como le ocurrió con el comunismo).

La izquierda mediática adoptó al ‘clan Sálvame’, que tras su caída recibió una ola de solidaridad por parte de una izquierda casi siempre dada a mirar por encima del hombro al periodismo rosa (considerado como oxímoron por ciertas élites de la gauche divine).

Y la derecha mediática celebró el aterrizaje vespertino de Ana Rosa Quintana con el mismo entusiasmo que algunos tuiteros de izquierdas celebran cada triunfo de David Broncano contra Pablo Motos.

LA MONCLOA Y EL ENTRETENIMIENTO

El todavía consejero en funciones de RTVE, José Manuel Martín Medem, cree que en La Moncloa apostaron por fichar a David Broncano para desgastar a Pablo Motos. ¿Para convertir a ‘La Revuelta’ en una catequesis juvenil y roja? No, para desgastar a Motos y, sin pedírselo directamente a Broncano, ayudar fijar algunos mensajes progresistas.

«Quienes querían a toda costa ese fichaje interpretan que lo importante para orientar la mentalidad de la audiencia ya no son los informativos, es el entretenimiento. Ahí es donde se insufla ideología y se puede influir sobre la audiencia», dice Martín Medem.

ENTRETENIMIENTO Y POLÍTICA

El diario El País señalaba este lunes a programas televisivos como ‘El Hormiguero’ de Antena 3 y ‘Horizonte’ de Cuatro como supuestos difusores de mensajes antipolíticos. Voces del sector consultadas por este medio circunscriben estos dardos mediáticos, y otros del Gobierno, como parte de una campaña de La Moncloa contra algunos formatos de entretenimiento.

Dice El País que «el 15-M disparó el interés ciudadano por la política. Las parrillas televisivas se llenaron de tertulias o programas políticos». «Motos, que hacía un programa de entretenimiento, pasó a hablar de política. Jiménez, que hacía un programa de fantasmas y ovnis, también. Pero aquel interés, las ganas de involucrarse en lo público, se ha pervertido, según los expertos consultados», añade el diario dirigido por Pepa Bueno.

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Ana Rosa Quintana.

Es evidente que el giro hacia la actualidad de ‘entretenedores’ como Pablo Motos, Ana Rosa Quintana o Iker Jiménez podría incomodar a Pedro Sánchez, tal y como José María Aznar se enfadaba a finales de los 90 contra el ‘Caiga quién caiga’, ‘Las noticias del Guiñol’ o ‘Crónicas Marcianas’. O los gabinetes de Mariano Rajoy contra ‘El Intermedio’.

La estrategia del Gobierno de José María Aznar, casi siempre obscena en el campo mediático, se realizaba a base de presiones, listas negras y amenazas. Y la de Pedro Sánchez, en base a la tesis de Martín Medem, sería mucho más sutil. Pero igual de antipático hacia sus críticos.

PODEMOS

Pablo Iglesias escribió en 2022 que un programa como el de Pablo Motos es «mucho más importante que cualquiera de los programas de La Sexta». «El target de La Sexta es una audiencia interesada en la información y la política, una audiencia progresista, muy minoritaria frente a las audiencias masivas de programas como el de Motos».

«Para un líder político, ir a un programa como ‘El Hormiguero’ es la oportunidad de llegar a sectores a los que resulta muy difícil llegar, a través de un dispositivo ideológico mucho más eficaz que los programas informativos: el entretenimiento», añadía el fundador de Podemos (quizá pensando en el capítulo de ‘Vota Juan’ en el que el protagonista acude a un programa de cocina o en los codazos que había en el establishment político para ser entrevistados por Bertín Osborne).

El exvicepresidente del Gobierno decía que «Motos es un actor ideológico mucho más relevante incluso que figuras como Ana Rosa o Griso». «Motos juega en la liga de Jorge Javier Vázquez que, por algo, es la figura con la que cualquier candidato progresista querría retratarse hoy (recuerden a Pedro Sánchez llamando a ‘Sálvame’, o a Mónica García presumiendo de foto con él) porque es un actor ideológico progresista que dirige uno de los programas de entretenimiento más influyentes en España», añadía hace casi 2 años.

EL PP

Uno de los presentadores de las noticias de Telemadrid durante el aguirrismo, Julio Somoano, advirtió en 2005 de la relación entre entretenimiento televisivo y la política en su tesis ‘Estrategia de comunicación para el triunfo del Partido Popular en las próximas elecciones generales’ (que realizó para finalizar el Máster en Gestión de la Comunicación Política y Electoral de la Universidad Autónoma de Barcelona).

«En la serie ‘7 vidas’, la de mayor audiencia de los domingos por la noche durante los últimos años, hay muchos protagonistas que se consideran de izquierdas», decía el periodista que fue elegido posteriormente como director de los ‘Telediarios’ con el primer Gobierno de Mariano Rajoy.

Añadía Somoano: «El único que dice que es del PP es el frutero: un hombre echado de casa por su mujer que se ha ido con otro, ignorado por sus hijos de los que no se preocupa, repudiado por las mujeres y manifiestamente misógino y xenófobo», decía en relación a ‘El Frutero’ que interpretó Santi Rodríguez.

Y remataba: «El PP no debería dejar pasar estas formas de politizar el entretenimiento en televisión».


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