La tragedia ocurrida en el municipio de Torrent, Valencia, ha conmovido profundamente a la audiencia española, especialmente a los presentadores del programa Vamos a ver, Joaquín Prat y Patricia Pardo. Dos semanas después de las lluvias torrenciales que afectaron la zona, la familia de los niños desaparecidos, Izan y Rubén, confirmó que se habían encontrado sus cuerpos sin vida. Esta desgarradora noticia dejó a ambos presentadores visiblemente afectados, un reflejo de la magnitud de la tragedia que había devastado a la familia de los menores.
1El dolor de la familia: un golpe irreparable
Joaquín Prat, uno de los periodistas más conocidos de Telecinco, no pudo ocultar su emoción al comentar la tragedia. «Es lo peor que le puede pasar a un ser humano: perder a un hijo», expresó, visiblemente conmovido, mientras reflexionaba sobre las circunstancias en las que los niños fueron arrastrados por la corriente. El periodista recordó la desgarradora imagen de la vivienda inundada, en la que el padre de los niños luchaba por salvar a sus hijos sin éxito. «Probablemente, este hombre no se lo perdone nunca, pero ¿qué más podría haber hecho?«, se preguntaba Prat, haciendo eco del dolor y la impotencia que sentía al narrar estos trágicos acontecimientos.
Por su parte, Patricia Pardo, con la voz quebrada por la emoción, rememoraba las declaraciones de la abuela de los niños, Antonia María Jiménez, que había ofrecido varias entrevistas en las que relataba con dolor la fatídica tarde en que la riada se llevó a sus nietos. «Es imposible no recordar esas palabras de pesadumbre de Antonia», dijo Patricia, quien destacó las declaraciones de la abuela, que explicó cómo, debido a la falta de alerta, los niños se habían desplazado con su padre a su hogar, donde la riada los arrolló sin piedad.
En medio de la cobertura, la tía de los niños, Bárbara Sastre, apareció en directo en Vamos a ver para dar la devastadora noticia de la muerte de los pequeños. «El tío paterno y yo hemos dado la noticia. Había mucha gente esperándola. Hemos creído que era la mejor manera», explicó Sastre, quien reconoció que recibir y compartir esa información con el público fue una experiencia dolorosa pero necesaria. A pesar de su sufrimiento, agradeció el apoyo que la familia había recibido de los medios y la audiencia: «Nos habéis apoyado día a día. Dándonos voz. Queríamos agradecéroslo de corazón«, comentó.
Joaquín Prat, con gesto serio y compasivo, le respondió que no había nada que agradecer y le ofreció su más sincero pésame. «Es una obligación moral con todo lo que está sucediendo», le aseguró. Las palabras de la tía de los niños reflejaron el proceso de duelo por el que está pasando la familia. «Dentro del dolor, ellos descansan. Nosotros estamos empezando con el duelo. No a superarlo, esto no se va a superar en la vida«, expresó con la voz quebrada. Añadió que los 15 días de agonía vividos por la familia habían sido insoportables, pero que finalmente, con el hallazgo de los cuerpos, sentían una extraña sensación de paz.
Tras las declaraciones de la tía, Patricia Pardo se mostró igualmente afectada y reconoció lo complicado que es ofrecer consuelo en una situación como esta. «Estamos buscando las palabras adecuadas, pero no existen. No hay forma de reconfortar a una familia que ha perdido a dos niños», dijo, visiblemente impactada por el dolor de la familia. Pardo, como Prat, reflejó el desconcierto y la impotencia que sienten tanto los periodistas como la audiencia ante la magnitud de la tragedia.
La familia de Izan y Rubén, al confirmar la triste noticia en redes sociales, publicó un mensaje cargado de dolor y amor. «Angelitos míos, ¡al fin hemos dado con vosotros! Desgraciadamente con la peor de las noticias para todos», comenzaba el mensaje, agradeciendo a todos los que se habían volcado en la búsqueda de los niños y el apoyo brindado a lo largo de estos días de incertidumbre. «Gracias de corazón a todo el mundo que se ha volcado con ellos. Dos estrellas brillan más en el cielo», decía el mensaje, reflejando el dolor de la pérdida pero también un mensaje de esperanza, con la idea de que los pequeños ahora descansan en paz.