miércoles, 20 noviembre 2024

El estrés de los mercados financieros españoles continúa en un bajo nivel de riesgo

El estrés financiero en España se mantuvo bajo durante el tercer trimestre de 2024, a pesar de la volatilidad en agosto. Analizamos el indicador de estrés de la CNMV, la influencia geopolítica, la evolución de los mercados y el posible riesgo de sobrevaloración de las big tech.

España resiste la volatilidad

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha publicado su boletín trimestral, revelando que el indicador de estrés de los mercados financieros españoles se mantuvo en zona «baja» durante el tercer trimestre de 2024. Este indicador, que oscila entre 0 y 1, proporciona una medición en tiempo real del riesgo sistémico en el sistema financiero español. Valores por debajo de 0,27 indican estrés reducido, entre 0,27 y 0,49 estrés intermedio, y por encima de 0,49, estrés elevado.

A pesar de un ligero repunte en agosto, alcanzando un nivel medio de 0,30 debido a las caídas bursátiles globales, el indicador se situó en 0,20 a principios de octubre. El segmento de los mercados monetarios (renta fija a corto plazo) presentó el mayor nivel de riesgo, alrededor de 0,60, con picos de 0,65. En contraste, el mercado de bonos (renta fija a largo plazo) experimentó una ligera disminución del estrés, oscilando entre 0,35 y 0,50, gracias a la relativa estabilización de los tipos de interés. Este comportamiento contrasta con la volatilidad observada en otros mercados internacionales, demostrando la resiliencia del sistema financiero español. La gestión del riesgo y las políticas económicas implementadas parecen haber contribuido a esta estabilidad.

Incertidumbre y oportunidades

La evolución de los mercados, tanto en España como a nivel global, estuvo marcada por el cambio de rumbo en las políticas monetarias, las perspectivas sobre su evolución y la intensificación del conflicto geopolítico en Oriente Medio. Este último factor introduce una incertidumbre significativa, con consecuencias difíciles de prever sobre la actividad económica.

La inflación, que mostró una tendencia positiva durante gran parte del año, acercándose a los objetivos de los bancos centrales, impulsó las rebajas de tipos. Sin embargo, la tensión en Oriente Medio podría impactar en los precios de la energía y las materias primas, generando nuevos repuntes inflacionistas y retrasando futuras rebajas de tipos. Este escenario podría influir en las decisiones de inversión y en la estrategia de los inversores.

La actividad económica global muestra un comportamiento desigual. Mientras EE.UU. mantiene un cierto dinamismo, la zona euro y China experimentan crecimientos más débiles. Este contexto de ralentización, junto con el elevado endeudamiento de las grandes economías, podría debilitar aún más el crecimiento global, afectando a la rentabilidad de las inversiones y a la confianza del mercado.

Los mercados financieros, en general, reaccionaron positivamente a este panorama económico, con ganancias en los precios de los activos. La renta variable, en particular, experimentó avances significativos en el primer trimestre, correcciones en el segundo y una nueva recuperación en el tercero, impulsada por los recortes de tipos de los bancos centrales. El Ibex 35 español destacó con una revalorización del 17,6%, superando al CAC 40 francés (1,2%) y al Eurostoxx 50 (10,6%). Los índices estadounidenses se revalorizaron entre el 12,3% y el 21,2%, y los japoneses superaron el 13%. Sin embargo, existe la percepción de una posible sobrevaloración en algunos mercados, lo que podría generar correcciones abruptas ante shocks futuros.

El mercado de deuda soberana a largo plazo registró descensos en sus rendimientos durante el tercer trimestre, entre 35 y 50 puntos básicos en la zona euro y 58 puntos básicos en EE.UU., impulsados por las rebajas de tipos y las expectativas futuras. La evolución de estos rendimientos a lo largo de 2024 ha sido irregular, debido a los retrasos en las rebajas de tipos. Al cierre del trimestre, el rendimiento de la deuda a 10 años se situaba por debajo del 3,8% en EE.UU., entre el 2% y el 3,5% en la zona euro, y en el 2,93% en España.

Tanto el Banco de España como la CNMV han alertado sobre la posible sobrevaloración de las big tech estadounidenses. El episodio de volatilidad bursátil en agosto, desencadenado por el temor a una recesión en EE.UU. y agravado por la caída de los índices japoneses y el fenómeno del carry trade, puso de manifiesto este riesgo. La debilidad del dato de empleo en EE.UU. en julio y la caída de las grandes tecnológicas, cuyas valoraciones se consideran elevadas, contribuyeron a la turbulencia. Los inversores han comenzado a cuestionar los altos precios de estas empresas, especialmente de las “siete magníficas” (Apple, Amazon, Google, Facebook, Microsoft, Tesla y Nvidia), debido a resultados por debajo de las previsiones y a la prolongación de los plazos para generar beneficios.


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