La Dirección General de Tráfico (DGT) actúa con rigor en la detección de infracciones viales. Si te pillan cometiendo una falta, como exceder el límite de velocidad o usar el móvil al conducir, no dudarán en multarte. Las sanciones son una herramienta clave para fomentar la seguridad en las carreteras y reducir el número de accidentes. La DGT no discrimina; independientemente del conductor, si hay una infracción, hay una consecuencia. Por eso, es fundamental respetar las normas de tráfico y ser conscientes de que, al volante, cada decisión cuenta. La seguridad vial es responsabilidad de todos. Y la Dirección no tendrá piedad al multarte si te pilla haciendo este gesto en el coche.
1No pagar las multas no es una buena idea
Ignorar el pago de una multa de tráfico puede salir mucho más caro de lo que parece. No solo se acumulan intereses, sino que el caso puede llegar a embargo de bienes o retenciones en cuentas bancarias. Además, la Administración puede aplicar recargos de hasta el 20% sobre el importe original, haciendo que la deuda crezca rápidamente. Las multas impagadas también afectan al historial del conductor, lo cual podría dificultar trámites futuros, como renovar permisos o realizar gestiones administrativas. Evitar el pago puede parecer fácil, pero a largo plazo, es mejor cumplir con la sanción y evitar problemas mayores.