El Real Madrid ha visto pasar a muchas estrellas y todas se han jubilado. Está máxima que no es literal representa la vida misma, también para los mitos. Un claro ejemplo es el actual director de Relaciones Institucionales del club blanco, Emilio Butragueño. Dos flashes representan esa vivencia en carne propia. Acostumbrado al triunfo personal y colectivo en el Madrid con la ‘Quinta del Buitre, le tocó afrontar un papel secundario en el cuadro entrenado por Jorge Valdano la temporada 1994.1995.
En la sexta jornada fue cuando Butragueño anotó su último gol en la Liga con el Madrid y en la novena fecha debutó el delantero que le sucedería en el corazón de la afición. Un joven jugador, Raúl González Blanco, hizo aparición en los entrenamientos del primer equipo y debutó en el campeonato el 29 de octubre de 1994. Fue titular ante el cuadro maño, dio una asistencia de gol a Zamorano, fallo unos cuantos goles cantados y con el tiempo se convirtió en un nuevo mito del madridismo. Teka era el patrocinador del Real Madrid esa campaña, mientras que Zanussi lucía en la camiseta del Real cuando debutó ‘El Buitre’ en 1984.
El ReaL mADRID EN LA VIDA
Diez años, ese fue el tiempo que Emilio Butragueño estuvo en la primera plantilla del Real Madrid. Desde su debut ante el Cádiz en 1984 hasta que el Madrid terminó ante el Betis el campeonato 94-95, una Liga que ganaron los blancos, que tenían como técnico a Jorge Valdano, compañero del Buitre en el Madrid como jugador, con las famosas remontadas europeas que dieron origen al famoso ‘Miedo escénico’.
Valdano tuvo claro desde el principio que los mejores tiempo de Butragueño habían pasado y tuvo que pasar por el trance de dejar en el banquillo y en ocasiones fuera de la convocatoria a un mito del madridismo, a un antiguo compañero y a un amigo. Fue un trago complicado. Butragueño lo vio claro cuando en la semana en la que el Madrid jugaba en Zaragoza, Raúl entrenó con el primer equipo. Valdano tenía claro que el joven delantero iba a ser titular, con todo lo que ello suponía.
El punta tenía 17 años, había debutado en septiembre en un amistoso contra el Oviedo, partido en el que marcó un gol. Volvió a jugar un partido con ‘los mayores’ ante el Karlsruhe, otro amistoso. Del equipo ‘C’, el tercero, donde hacía goles como churros, pasó al segundo, el ‘B’. Jugó un partido y ya. Valdano lo reclutó para el primer equipo. Raúl entrenó con el primer equipo, entró en la convocatoria, durmió como un lirón en el viaje y fue titular. El jugador llevó el 17 a la espalda. Falló dos goles cantados, pero demostró descaro, calidad y visión de juego.
Fue un partidazo. El Madrid empezó perdiendo 2-0. Raúl dio a Zamorano el pase del 2-1; Amavisca empató para los blancos y Poyet dio el triunfo al Zaragoza de Víctor Fernández, que venía de ganar la Copa del Rey y se llevó la Recopa gracias al inolvidable gol de Nayim.
A la semana siguiente Raúl se enfrentó a su pasado. El Madrid recibía al Atlético de Madrid, club en el que se crio y del que se fue porque el presidente de los colchoneros, Jesús Gil, decidió ‘cagarse’ la cantera. Raúl fue titular. El Real jugó ese día con Buyo; Quique Sánchez Flores,, Hierro, Sanchis, Lasa; Fernando Redondo, Michel, Amavisca, Laudrup; Raúl y Zamorano.
El cuadro merengue abrió el marcador tras un penalti de Iván Rocha a Raúl. Míchel marcó y después Raúl dio un gran pase a Zamorano, que marcó un golazo de cabeza. El joven delantero la puso en la escuadra después de un pase de Laudrup. Zamorano volvió a anotar antes del descanso. El Madrid ganó 4-2.
En dos semanas el pasado y el futuro del Madrid se citaron en la entonces Ciudad Deportiva del Real Madrid. Butragueño llegó para ocupar el lugar de alguien y Raúl hizo lo propio. Ley de vida. Ambos, una vez retirados, regresaron al Real Madrid. ‘El Buitre’ en calidad de director de Relaciones Institucionales y Raúl, como entrenador de la cantera.
Ambos han visto un montón de jugadores y seguro que alguno que no han visto puede que sea mejor que ellos dos. Butragueño y Raúl ‘tiraron por tierra’ aquella frase de Valdano de que para ver si un jugador sirve para ponerse la camiseta del Madrid tiene que disputar 50 partidos. Por ahora, no ha surgido ningún jugador que sea delantero, esté en la cantera del Madrid y haya demostrado el nivel de dos de los mitos del madridismo.