miércoles, 16 octubre 2024

Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA): señales, diagnóstico y tratamiento

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son un conjunto de enfermedades mentales que afectan tanto la salud física como la emocional de quienes las padecen. Se caracterizan por alteraciones significativas en los hábitos alimentarios y en la percepción del propio cuerpo. Entre los TCA más comunes se encuentran la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracones y los TCA no especificados.

Estos trastornos no deben ser vistos como una simple moda o un problema superficial relacionado con el control del peso. Son enfermedades graves que requieren un enfoque multidisciplinar para su diagnóstico y tratamiento. Como bien señala la Dra. Fabiola Guerrero Alzola, Pediatra especialista en Medicina de la Adolescencia y Adulto Joven del Servicio de Pediatría del Hospital Ruber Internacional, «los TCA son trastornos mentales que tienen también una repercusión orgánica y familiar, por lo que deben ser abordados desde varios puntos de vista».

En este artículo, explicaremos cómo identificar los síntomas de alerta, los criterios para su diagnóstico y los tratamientos más adecuados para su manejo.

Dra. Fabiola Guerrero Trastornos conducta alimentaria
Dra. Fabiola Guerrero Alzola, Pediatra especialista en Medicina de la Adolescencia y Adulto Joven del Servicio de Pediatría del Hospital Ruber Internacional

¿Qué son los Trastornos de la conducta alimentaria?

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria se caracterizan por una preocupación excesiva por la comida, el peso y la imagen corporal, lo que lleva a comportamientos alimentarios anormales. Estas patologías tienen un origen multifactorial, en el que influyen factores genéticos, psicológicos y sociales. No son simplemente una cuestión de voluntad ni un problema de vanidad. Como indica la Dra. Guerrero, «estos trastornos no se reducen a una simple elección, tienen raíces profundas y complejas que deben ser comprendidas para tratarlas adecuadamente».

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Señales de Alerta de los Trastornos de la Conducta Alimentaria

Es fundamental que familiares, amigos y educadores puedan detectar las señales de alerta de un posible TCA. Muchas veces, los síntomas iniciales pueden pasar desapercibidos, ser confundidos o incluso aplaudidos con cambios normales en la alimentación, por lo que es importante prestar atención a los siguientes signos:

Cambios en los hábitos alimentarios

Restricción de alimentos: Evitar comidas o ciertos grupos de alimentos sin razón aparente.

Saltarse comidas o periodos de ayuno: Frecuentemente, las personas con un TCA omiten comidas con la excusa de no tener hambre.

Atracones alimentarios:

Obsesión por las calorías: Contar calorías de manera excesiva o preocuparse en exceso por las cantidades de comida.

Preocupación excesiva por el peso y la imagen corporal

Miedo intenso a ganar peso: Aunque el peso esté dentro de los límites normales o incluso bajos, el paciente pánico y rechazo desproporcionado a engordar.

Distorsión de la imagen corporal: La persona puede no tener conciencia de su bajo peso o sentirse con sobrepeso aunque no corresponda a la realidad. Según la Dra. Guerrero, «muchos pacientes se miran con lupa las partes de su cuerpo que más rechazan, ampliando las dimensiones de estas zonas… como cuando íbamos al parque de Atracciones y pasábamos por el Laberinto de Espejos».

Comportamientos compensatorios

Vómitos autoinducidos, uso de laxantes o diuréticos para «compensar» lo que han comido.

Ejercicio excesivo: Hacer ejercicio de forma compulsiva para perder peso o «compensar» una comida.

Cambios emocionales y sociales

Aislamiento: Evitar eventos sociales que incluyan comida o rechazar compartir momentos familiares en torno a las comidas.

Irritabilidad: Cambios bruscos en el estado de ánimo, sensación de descontrol o ansiedad.

Diagnostico de los trastornos de la conducta alimentaria

Diagnóstico de los Trastornos de la Conducta Alimentaria

El diagnóstico de un Trastorno de la Conducta Alimentaria requiere una evaluación detallada que involucre tanto una exploración revisión física como psicopatológica. Tal como explica la Dra. Guerrero Alzola, «el diagnóstico no se basa únicamente en el peso, sino en una evaluación integral que incluye la historia clínica, antecedentes personales y familiares, situación social, la evolución de la forma de comer y del peso a lo largo del tiempo, y por supuesto, una exploración física y psicopatológica».

1. Historia Clínica

El primer paso es una historia clínica exhaustiva. El médico debe preguntar sobre los hábitos alimentarios, la cantidad de alimentos consumidos, el momento de las ingestas, la posibilidad de atracones, si hay alimentos prohibidos y si existen comportamientos compensatorios, como el uso de laxantes, vómitos o ejercicio excesivo.

En la consulta se verá la evolución del Índice de Masa Corporal, que es una medida que relaciona peso y talla, ya que no debemos olvidar que estamos tratando a personas en crecimiento, y que el peso por sí solo no es un indicador fiable.

En el caso de la anorexia nerviosa, el IMC está por debajo de lo esperado para una persona sana, lo que indica un riesgo de complicaciones físicas. La Dra. Guerrero explica: «Algunas personas siempre han sido delgadas desde los primeros años de infancia, mientras que otras pierden mucho peso de forma repentina. Esa evolución del peso es un indicador clave». Además, el médico preguntará por otros síntomas asociados a la malnutrición, como puede ser la amenorrea (ausencia de menstruación), el mareo, la sensación de frío, etc.

El profesional preguntará por situaciones previas que hayan podido desencadenar esos comportamientos alimentarios: situaciones problemáticas, duelos, abusos, acoso escolar, baja autoestima, etc. También es esencial preguntar por los antecedentes familiares y la situación social de la persona.

2. Exploración física y psicopatológica

En la exploración física se buscarán signos que corroboren esa malnutrición, incluyendo el peso y la talla. «La bradicardia o frecuencia cardíaca baja es un síntoma común debido a la falta de nutrición en pacientes con anorexia nerviosa», señala la Dra. Guerrero. Y en la exploración psicopatológica se buscarán rasgos de personalidad, trastornos comórbidos y situación mental de la paciente.

3. Pruebas complementarias

Además de la evaluación psicopatológica, se realizan pruebas complementarias como análisis de sangre, electrocardiogramas y densitometrías óseas para identificar posibles complicaciones del TCA. «Aunque una normalidad en las pruebas no indica, ni mucho menos, ausencia de TCA», incide la Dra. Guerrero.

Tratamiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria

El tratamiento de los TCA debe ser siempre multidisciplinario, lo que significa que involucra a varios profesionales, como psiquiatras, médicos no psiquiatras, psicólogos y nutricionistas. Cada uno de estos especialistas juega un papel fundamental en la recuperación física y emocional del paciente.

1. Nutrición y restauración del Peso

La primera prioridad en el tratamiento de cualquier TCA es la rehabilitación nutricional cualitativa y cuantitativa; en el caso de la anorexia nerviosa hay que restaurar un peso saludable. La Dra. Guerrero explica sobre el paciente con anorexia nerviosa: «Lo primero que tenemos que hacer es nutrir a la persona si está desnutrida. Sin esto, no podemos avanzar en los aspectos psicológicos, ya que un cerebro desnutrido piensa y siente diferente». Dependiendo de la gravedad, esto puede realizarse de forma ambulatoria, ingreso domiciliario o en un hospital.

2. Tratamiento Psicológico

La Terapia Cognitivo-Conductual es el enfoque más utilizado para tratar a los pacientes con TCA, ayudando a los pacientes a modificar patrones de pensamiento negativos sobre la comida y el cuerpo, y enseñándoles a reconocer sus emociones. El trabajo con la familia también se incluye en el tratamiento de estos pacientes, especialmente en adolescentes, para asegurar un apoyo integral.

3. Tratamiento Farmacológico

En algunos casos, se prescriben medicamentos para tratar síntomas relacionados con los TCA o para tratar trastornos concomitantes como la ansiedad o la depresión. Los psicofármacos son una herramienta adicional que puede ayudar a los pacientes a estabilizarse emocionalmente.

4. Apoyo Familiar

El apoyo de la familia es crucial. Los padres y cuidadores deben formar parte activa del proceso de recuperación, aprendiendo a manejar las tensiones y desafíos del tratamiento. La Dra. Guerrero destaca: «Es esencial que los padres tomen parte del tratamiento, porque muchas veces la relación familiar está muy afectada por el trastorno».

Recientemenete, durante la Sesión General «Trastornos de la Conducta Alimentaria: Detección temprana e intervención multidisciplinar«, La Dra. Fabiola Guerrero Alzola habló sobre la importancia de detectar a tiempo los primeros indicios de este grupo de trastornos que afectan tanto la salud mental como física de los pacientes.

En resumen, los Trastornos de la Conducta Alimentaria son enfermedades complejas que requieren un enfoque integral para su tratamiento. La detección temprana y el diagnóstico adecuado son fundamentales para mejorar el pronóstico, mientras que un tratamiento multidisciplinario ofrece la mejor oportunidad de recuperación. Como señala la Dra. Guerrero: «Cuanto antes se detecte un TCA, mejores serán las posibilidades de una recuperación completa».

Si crees que tú o alguien cercano podría estar enfrentando un TCA, no dudes en buscar ayuda profesional. La intervención temprana puede marcar la diferencia en la vida de una persona.


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