Lo llaman la fragancia del tiempo, y es que todos terminamos ‘oliendo a viejo’ después de los 30 años. A medida que avanzamos en la vida, cada década trae consigo cambios significativos, no solo en nuestro cuerpo y mente, sino también en nuestra huella olfativa. A partir de los 30 años, un fenómeno intrigante comienza a manifestarse: el desarrollo del conocido ‘olor a viejo’.
1‘Oliendo a viejo’ conforme cumplimos años

Este aroma, que a menudo se asocia con la vejez, es en realidad una mezcla de factores biológicos, ambientales y emocionales que se entrelazan para formar nuestra identidad olfativa única. Pero, ¿qué significa realmente ‘oler a viejo’? ¿Es un signo de deterioro o simplemente una etapa natural de nuestra existencia?
La ciencia detrás de este fenómeno es fascinante. Con el paso del tiempo, nuestro cuerpo experimenta cambios en la producción de hormonas, la calidad de la piel y la microbiota, lo que influye en cómo percibimos y emitimos olores. Además, la exposición a diferentes ambientes y estilos de vida también juega un papel crucial en la formación de nuestra fragancia personal.