Las novedades comienzan a notarse en Radio Marca 4 meses después de que Felipe del Campo asumiera la dirección de Contenidos de la emisora temática. El periodista dejó en mayo la dirección de Gol Play, que cerrará previsiblemente en 2025 tras encadenar pérdidas, y tomó los mandos de la cadena radiofónica de Unidad Editorial.
La primera apuesta de Del Campo fue jubilar a su ‘maestro’ Pedro Pablo Parrado, que se despidió de forma precipitada de ‘Goles’ por el interés de su sustituto para que el nuevo espacio nocturno ‘Buenas noches y buenos goles’ cubriera la Eurocopa de fútbol masculina celebrada en Alemania y las Olimpiadas de París.
FELIPE DEL CAMPO SE ESTRENA EN LAS NOCHES
Del Campo quiere hacerse hueco frente a ‘El Partidazo de COPE’, ‘El Larguero’ o ‘Radioestadio Noche’ con la sintonía de El Arrebato (que ha escrito una letra a mayor gloria del ego del director del programa), amplias tertulias y múltiples conexiones.
El periodista dice ser «el primero de la noche deportiva», que fue la estrategia que utilizó Parrado hace más de 3 décadas para intentar meter la cuchara frente a José María García y José Ramón de la Morena. El nuevo nocturno de Radio Marca inicia sus emisiones a las 22,58 horas con la intención de adelantarse en 2 minutos a Juanma Rodríguez, que ha atizado a su excolaborador y ahora rival desde su programa ‘El primer palo’ de Es Radio (que arranca a las 23.00 horas y ha perdido la condición).
Del Campo proyecta ilusión e intenta captar los oyentes que acepten de buen grado sus juegos de palabras y el chauvinismo que le llevó a sufrir una grave ‘medallitis’ en las Olimpiadas por el mal arranque de la delegación española (lo cual navegaba contra el espíritu olímpico de la competición).
El periodista afirmó tras su fichaje que Radio Marca «es la banda sonora deportiva del día para miles de ciudadanos». «El reto y la responsabilidad es tan grande como las ganas y la pasión por liderar este proyecto», añadió.
NOVEDADES
Radio Marca ha mantenido su estructura tras la llegada de Del Campo, que confía en programas tan diversos como la tertulia matinal ‘La Tribu a diario’ de Raúl Varela, el canallescamente divertido ‘Despierta San Francisco’ con David Sánchez, el castizo y viajero ‘El programa de Ortega’ de Vicente Ortega, el panenkita y cuidado ‘La Pizarra de Quintana’ con Miguel Quintana o el ‘Marcador’, que pelea por ser la tercera opción del fin de semana de la mano de Pablo López e Isra Herráiz.
Además del estreno de ‘Buenas noches y buenos goles’, Radio Marca ha introducido varias novedades. Entre ellas cabe destacar el cambio de denominación del espacio matinal (que por cuestiones del EGM pasa de llamarse ‘La Tribu a diario’ en vez de ‘A diario’), el estreno de boletines de información actual o el alargamiento de la edición de la noche del viernes de ‘Marcador’ (que finalizaba su emisión a las 23.00 horas y ahora lo hace a la 1.00).
También Radio Marca ha ensanchado el emblemático ‘Marcador Internacional‘ (en medio de una reformulación de las mañanas del fin de semana), ha incluido el seguimiento de todos los partidos de la Liga Nacional de Fútbol Sala (hecho que no sucedía en la radio española desde los tiempos de José María García) y apostó por cubrir 2 horas diarias del tramo final de las etapas de la Vuelta Ciclista a España (en vez de darle voz simplemente a los últimos compases de las carreras en ‘La Pizarra de Quintana’, tal y como ocurrió en años anteriores).
Radio Marca alcanza los 490.000 oyentes diario, según la segunda oleada del EGM, y está apostando por convertirse en medio multiplataforma (al introducir vídeo, integrarse en las plataformas y aumentar su presencia en las redes sociales).
Pese a su falta de medios, la emisora se ha consolidado. Lo ha hecho tras mantener valientes secciones como ‘La libreta de Van Gaal’ de Miguel Gutiérrez (que cada lunes dentro de ‘Despierta San Francisco’ ofrece uno de los mejores momentos semanales de la radio española), continuar con sus brillantes autopromociones, y saberse renovar tras unos años en los que la parrilla de la casa parecía ser una colección de interminables tertulias que, por norma general, proyectaban madridismo tóxico.