Como era de esperar, el ataque con misiles lanzado por Irán contra Israel ha zarandeado el hasta ahora bajista mercado del petróleo, que ha pasado de luchar por mantener los 70 dólares por barril a superar con holgura los 75. Sin embargo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), lejos de manifestar unidad ante un alza que les beneficia, revela una profunda división: Arabia Saudí se ha visto obligada a meter en vereda a los rebeldes en el seno del cártel que ponen en peligro el negocio.
Este miércoles tuvo lugar una reunión técnica de la versión ‘extendida’ de la organización, la OPEP+, que incluye a los miembros centrales y su órbita de aliados, encabezada por Rusia. Una vez finalizada, el cártel emitió un escueto y casi incomprensible comunicado en el que anunciaba que «la República de Irak, la República de Kazajistán y la Federación Rusa habían logrado una conformidad total y compensación de acuerdo con los calendarios presentados para septiembre».
«Los tres países reiteraron su firme compromiso de mantener la conformidad total y la compensación durante el resto del período del acuerdo», reiteró la enigmática nota.
LA IMPOTENCIA DE LA OPEP
Los eventos inmediatamente anteriores a la reunión arrojan algo de luz sobre las conclusiones de la misma. En unas declaraciones previas al encuentro, el ministro de petróleo saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman, dijo que los precios podrían caer hasta 50 dólares por barril si los llamados ‘tramposos‘ dentro del bloque petrolero no respetan los límites de producción acordados.
Hasta el pasado septiembre, la OPEP, preconizando una «demanda saludable» de petróleo para lo que queda de este año y el siguiente, mantenía su compromiso de quitarle el cepo a la producción de crudo y aumentar los volúmenes de suministro en un futuro cercano. Sin embargo, el cártel tuvo que echarse atrás en su propósito de ‘abrir el grifo’ ante la caída libre de los precios, manteniendo las restricciones hasta diciembre.
El día 10 el ‘oro negro’ tocó fondo en su espiral bajista, desplomándose por debajo de los 70 dólares por barril y pulverizando mínimos de tres años. Desde entonces, los precios se han mantenido en esa horquilla, dejando en evidencia las optimistas predicciones del bloque petrolero. Ahora, el ataque iraní a Israel ha vuelto a cambiar las tornas.
ESTE AÑO, los desplomes en el precio del crudo han sido continuos, en parte porque ALGUNOS miembros del cartel presuntamente han incumplido los planes de limitar la producción
Occidente teme que una expansión de la guerra pueda estrangular estratégico ‘pasillo’ de transporte marítimo de petróleo que atraviesa el Estrecho de Ormuz, que limita con Irán, y que los precios aumenten. Sin embargo, hasta el momento las tensiones geopolíticas han persistido durante meses sin un impacto significativo en los precios del hidrocarburo.
De hecho, los desplomes en el precio del crudo han sido continuos, en parte porque durante este año otros miembros del cartel presuntamente han incumplido los planes de limitar la producción. Esta supuesta deslealtad, verbalizada por Bin Salman, ha irritado a la monarquía saudí, que a la sazón lidera la OPEP.
Según apunta Wall Street Journal, las declaraciones del príncipe y ministro de petróleo han sido interpretadas por otros productores de la OPEP como una amenaza velada del reino, insinuando que está dispuesto a desatar una guerra de precios para mantener su participación en el mercado si otros países no cumplen con los acuerdos del grupo.
HEZBOLÁ, ISRAEL, IRÁN Y EL PETRÓLEO
Antes del reciente aumento de las tensiones en Oriente Medio, el tono general del mercado era bastante pesimista, ya que la expectativa era que los suministros globales superarían la demanda. El ataque de Irán a Israel, como es lógico, preocupa en la industria petrolera, pero algunos analistas no están convencidos de que esta acción provoque interrupciones significativas y duraderas en el suministro global de crudo.
Kyle Chapman, analista de mercados de divisas en Ballinger Group, opina en declaraciones a Bloomberg que, para que el conflicto tenga una influencia sensible y duradera en el mercado, «tiene que convertirse en una guerra más amplia con un impacto significativo en la economía global a través de la restricción del suministro de petróleo o el aumento de los costos de transporte marítimo, por ejemplo, lo que podría alterar las expectativas actuales de un ciclo rápido de reducción de tasas en la mayoría de los mercados desarrollados.
«Ninguna de las partes tiene una fuerte motivación para una guerra regional que desencadenaría un colapso»
Kyle Chapman, analista de mercados de divisas en Ballinger Group
En el trasfondo de la ofensiva iraní se encuentran las operaciones militares lanzadas por Israel en el sur del Líbano en su última ofensiva contra Hezbolá, grupo apoyado por el Estado persa. «Hay justificación para la preocupación» -ha dicho Chapman- «pero el ataque es menos una provocación de guerra y más una señal de que Irán no está de brazos cruzados sin hacer nada mientras su aliado más importante se debilita gravemente».
«Ninguna de las partes tiene una fuerte motivación para una guerra regional que desencadenaría un colapso», ha agregado.
Por su parte, Anas Alhajji, experto energético independiente y socio director de Energy Outlook Advisors, ha dicho que el impacto de un ataque de Irán a Israel sería «limitado, si es que lo hay». Israel «no atacará las instalaciones petroleras iraníes para evitar enfurecer a la administración de Biden, que quiere mantener los precios del petróleo bajos antes de las elecciones», ha declarado Alhajji a MarketWatch.