Olivier Sayac, responsable de renta fija tradicional de Crédit Mutuel Asset Management, explica que “seguimos infra ponderados en deuda italiana y francesa” y “favorecemos los títulos del Tesoro español y portugués”.
Tradicionalmente, los veranos suelen ser conocidos por una cierta sensación de calma: caen los volúmenes de negociación, se desvanece la volatilidad, los participantes en el mercado se toman un tiempo de descanso. Sin embargo, esta tendencia podría haber sido menos marcada en el de 2024.
El Banco de Japón (BoJ) sorprendió al mercado endureciendo su política monetaria. Aunque el aumento de los tipos de interés oficiales en 15 puntos básicos (pb) hasta el 0,25% se esperaba a medio plazo, vino acompañado de una reducción gradual del ritmo de compras de bonos soberanos por parte del BOJ (se redujo a la mitad, hasta 3.000 billones de yenes, en el primer trimestre de 2026, frente a los casi 6.000 billones de yenes de 2024).
La Fed reconoce la tardanza en la relajación monetaria
¿Por qué es tan importante? En los últimos meses, Japón ha experimentado una inflación galopante y un yen débil, lo que lo convierte en un carry trade perfecto. Los inversores toman prestada una divisa de un país con bajos rendimientos, como Japón, venden esa divisa para comprar dólares e invertirlos en activos como la renta variable estadounidense o los bonos del Tesoro. El objetivo es aprovechar el diferencial de tipos de interés entre un préstamo barato y una inversión más atractiva. Al subir los tipos de interés, el yen se apreció, con lo que este arbitraje resultó mucho menos rentable e incluso generó pérdidas. Los inversores tuvieron que vender activos, sobre todo valores tecnológicos, para deshacer posiciones.
Recesión de la economía en EEUU y la deuda
Mientras tanto, se ha intensificado la preocupación por la posibilidad de una recesión en la economía estadounidense. Las cifras de empleo publicadas el 2 de agosto fueron en gran medida decepcionantes. Además de la débil creación de empleo en julio (114.000 frente a las 175.000 esperadas), fue el aumento histórico de la tasa de desempleo (4,3% frente al 4,1% esperado) lo que preocupó especialmente a los inversores. El temor a que la política monetaria contribuya a una ralentización económica se refleja en el rendimiento de la deuda estadounidense a 10 años, que bajó 50 puntos básicos en una semana en un rápido movimiento de subida (+10 puntos básicos en el tramo de 2 a 10 años).
Aunque la Reserva Federal (Fed) mantuvo sus tipos en su reunión de los días 30 y 31 de julio, hubo peticiones de un recorte de emergencia. El movimiento de aversión al riesgo se extendió a los diferenciales periféricos (y franceses), mientras que la volatilidad se ha erigido en motor clave, con el VIX alcanzando máximos durante el periodo que sólo se han superado en dos ocasiones: durante la crisis financiera de 2008 y durante la pandemia de marzo de 2020.
Aunque los datos más recientes indican una ralentización de la actividad en Estados Unidos y, por tanto, reavivan los temores a una recesión, pensamos que el crecimiento estadounidense sigue mostrando una tendencia favorable, en particular el consumo, que sigue apoyándose en diversos factores (salarios reales en terreno positivo, exceso de ahorro aún no agotado).
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Las expectativas de los inversores en cuanto a la relajación de la política monetaria estadounidense nos parecen demasiado agresivas (recorte de 100 puntos básicos de los tipos directores de aquí a finales de año); podrían revisar progresivamente sus expectativas e iniciar una recalibración al alza (tres recortes de 25 puntos básicos).
En este contexto, introducimos pocos cambios en nuestra asignación. Seguimos siendo globalmente neutrales en términos de sensibilidad y favorecemos la zona corta e intermedia de la curva europea, así como las emisiones de deuda de los países europeos centrales y semi centrales, al tiempo que seguimos infra ponderados en deuda italiana y francesa. Favorecemos los títulos del Tesoro español y portugués.