Siempre es agradable disfrutar de postres ligeros y refrescantes. Entre las opciones más populares se encuentran los sorbetes, perfectos para no sentirnos demasiado pesados. El sorbete es una preparación helada que se elabora a base de agua, azúcar y puré o jugo de frutas. A diferencia de los helados, los sorbetes no contienen productos lácteos como la leche o la crema, lo que los hace una opción más ligera. También se diferencian de los granizados en que tienen una textura más suave y homogénea, ya que se baten durante el proceso de congelación para evitar la formación de cristales grandes de hielo.
3CÓMO SE PREPARA
En una cacerola, mezcla el agua y el azúcar. Calienta a fuego medio, removiendo constantemente hasta que el azúcar se disuelva por completo y la mezcla comience a hervir. Deja hervir durante 2-3 minutos hasta obtener un almíbar ligero. Retira del fuego y deja enfriar a temperatura ambiente. Una vez que el almíbar esté frío, añade el zumo de limón y la ralladura. Mezcla bien para que todos los ingredientes se integren.
Vierte la mezcla en un recipiente apto para congelador. Coloca el recipiente en el congelador y deja reposar durante una hora. Pasado este tiempo, saca el recipiente y bate la mezcla con un tenedor para romper los cristales de hielo. Repite este proceso cada 30 minutos durante unas 3-4 horas, hasta que el sorbete tenga una consistencia suave y homogénea. Sirve el sorbete en copas frías y decora con una rodaja de limón o unas hojas de menta fresca.
