viernes, 22 noviembre 2024

La industria audiovisual comienza agitada la temporada 2024-25

Atresmedia y RTVE han arrancado la temporada reivindicando los datos de ‘El Hormiguero 3.0’ y ‘La Revuelta’, que protagonizan un emocionante duelo en el access prime time. Pablo Motos y David Broncano se han convertido en protagonistas de la industria televisiva autóctona.

El primero rompió la pasada semana el techo histórico del programa, con un 20,5% de share, y el segundo ha destrozado todas las previsiones al irrumpir con fuerza en la franja más competida de la televisión.

El gran perdedor de este cara a cara es sin duda Mediaset España, que tuvo contactos con Broncano antes del fichaje de éste por RTVE y realizó una apuesta naif por Carlos Latre, cariacontecido tras el fracaso y cancelación de ‘Babylon Show’.

JOSÉ PABLO LÓPEZ SACA PECHO

Uno de los ganadores morales del éxito de Broncano es sin duda José Pablo López, que perdió su cargo como director de Contenidos de RTVE por la refriega interna que supuso la incorporación del equipo de ‘La Resistencia’. El directivo malagueño, siempre hábil en las aguas políticas, se ha reivindicado en un artículo firmado en El País.

«El olfato televisivo es un sentido engañoso. Puede acarrear grandes fracasos. En estos años han existido diversos intentos de emular el éxito de ‘El Hormiguero’. Personalmente, siempre he creído que es imposible imitar a Pablo Motos sin ser Pablo Motos. Competir con lo mismo es un error. Autenticidad y originalidad suelen ser claves en televisión. Pero antes de lanzar un programa es imprescindible estudiar qué públicos no encuentran lo que buscan en la actual oferta televisiva en abierto. Y en estas decisiones los datos ayudan más que el olfato», asegura.

Dice López que «la existencia de contenido en línea no es la única causa por la que los jóvenes se alejan de la televisión tradicional. Las televisiones en abierto no hemos sabido adaptarnos a la evolución de sus preferencias en el entretenimiento. Esos gustos cambian aceleradamente. Sin embargo, emitimos formatos con más de 15 o 20 años de antigüedad apuntalados en el consumo adulto».

«Cuando en RTVE nos planteamos la producción de un nuevo programa de access prime time para La 1 lo hicimos tratando de conjugar los dos factores anteriores: un contenido original para públicos que no encontraban ese producto en la televisión lineal», añade.

Industria
Broncano.

«Ese salto era una apuesta arriesgada. En aquel momento muchos analistas aseguraban que los jóvenes no vendrían a La 1 para ver a Broncano. Pero los datos nos decían otra cosa y había que tomar una decisión», sigue.

Y sobre el éxito de ‘La Revuelta’ dice que «estamos ante un claro relevo generacional» y asegura que el show es «un fenómeno social y televisivo cuyo valor traspasa los muros de RTVE y que beneficia al sector audiovisual. Una apuesta que está consiguiendo que vuelvan a la tele públicos que habían dejado de verla o que no la habían visto casi nunca. Este hecho ha permitido que ‘El Hormiguero’, que se emite en horario similar, siga cosechando grandes datos».

LAS HERIDAS DE ‘BABYLON SHOW’

Otro interesante análisis del sector televisivo lo ha aportado Mario Revuelta, director de casting de ‘Babylon Show’. Lamenta Revuelta que «el programa ha echado el telón. 13 días nos han dado para competir contra la inercia y maquinaria de 2 claros competidores, que llevan emitiéndose 19 y 6 años, respectivamente».

Mediaset España sale malparada de su texto publicado en LinkedIN: «Es preocupante, y ciertamente indignante, que las cadenas negocien tan a la baja los presupuestos para dar luz verde a un programa tan enorme y sorprende la poca paciencia que tienen al medir sus resultados».

«No se pueden pedir estrellas de renombre, decorados espectaculares, llenar el plató de cosas, humor original y mordaz, ser originales sin perder la esencia, meter 1.000 elementos y colaboradores si no pagas por ello. Los directivos de TV piden oro desde el minuto uno, pero no dan herramientas para conseguirlo, porque los presupuestos, recursos y equipo se cierran a mínimos. Así no se puede», añade.

Por último, envía un recado a los haters del programa: «Trabajar en televisión se está convirtiendo en una trampa, una amenaza a la salud mental situada entre el disparate, la locura, la vanidad descontrolada y cierta esclavitud. Seguro que quedan algunos reductos donde se puede trabajar en televisión con creatividad y respeto, y hasta disfrute, pero no sé dónde están. No todo vale».


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