Pocas figuras famosas despiertan tanta pasión e interés actualmente como la de Georgina Rodríguez. Empresaria, modelo y esposa de Cristiano Ronaldo, la joven ha sabido convertir su fama en un auténtico imperio de oro y lujo. Una peculiar vida que ha querido mostrar a través de su propio reality, ‘Soy Georgina’, uno de los espacios más vistos del catálogo de Netflix. La plataforma acaba de anunciar el estreno de su tercera temporada con un vídeo promocional que promete cautivar al espectador.
1Georgina Rodríguez: un pasado humilde en España
Pensar en Georgina Rodríguez es pensar en las alfombras rojas, el glamur, los bolsos estratosféricamente caros, las portadas de revistas y las exclusivas millonarias. Cuesta creer que hubo un tiempo en que las cosas eran muy diferentes para Georgina, pero es la realidad. Nació en Argentina, como su padre, pero pasó su infancia en España, el país natal de su madre. En concreto, Georgina se crio en la bella ciudad de Jaca, en Huesca, entre naturaleza y montañas.
Pero ese no era el futuro que quería Georgina. Ella misma contó en la primera temporada de su reality que “no quería vivir en un pueblito pequeño donde no hay mucho que hacer. Por encima de todo, yo quería salir de Jaca”. Y así lo hizo, abandonando su pasión por la danza clásica y buscando un futuro mejor. Al terminar sus estudios secundarios, se mudó a Reino Unido, donde trabajó como niñera y aprendió inglés.
A los 19 años regresó a España y se instaló en Madrid, donde se convirtió en la empleada de una tienda de Gucci en Madrid. Precisamente este trabajo marcaría su futuro, y de qué manera, pues fue allí donde conoció a Cristiano Ronaldo. Meses después pasó a ser la nueva empleada de la tienda de Prada de El Corte Inglés mientras mantenía una relación con el futbolista.