El petróleo está en caída libre y ni todo el aparato de influencia de la OPEP es capaz de frenarlo. Es más, los esfuerzos del cártel por revertir la situación solo han conseguido poner en evidencia que su capacidad para mover los hilos del mercado y de la economía no es ni una sombra de lo que fue.
El martes pasado, el crudo Brent se desplomaba por debajo de los 70 dólares por barril, pulverizando mínimos de tres años. El ‘oro negro’ se empeña en hacer obsoleto su apelativo cuando todavía no ha transcurrido una semana desde que la OPEP decidiera cancelar los aumentos de producción previstos, ante el despeñe de precios. Y todo en medio de una marejada de conflictos bélicos en puntos ‘calientes’ para el abastecimiento -léase Oriente Medio y Rusia-, factor que, a priori, debería presionar al alza la valoración. El sonrojo para el bloque petrolero es, pues, morrocotudo.
La timidez de la demanda aún podría abocar al rey de los hidrocarburos a un escenario de 60 dólares o incluso menos, agravando el ridículo del grupo liderado por Arabia Saudí, que hace bien poco vaticinaba un «saludable» volumen de pedidos para los próximos meses.
LA PESADILLA DE LA OPEP SE APROXIMA
Max Layton, jefe global de investigación de materias primas en Citigroup, espera que el precio del petróleo promedie los 60 dólares por barril el próximo año, a medida que el crecimiento de la demanda siga desacelerándose. «El mercado se ha vuelto, diría yo, generalmente pesimista, porque los balances se ven muy desfavorables para 2025, especialmente para la primera mitad», dijo Layton en unas recientes declaraciones a Bloomberg.
Al cierre de esta edición, el petróleo Brent había remontado un poco el vuelo, situándose en el entorno de los 71 dólares por barril. No se descarta, sin embargo, que vuelva a situarse al sur de la cifra redonda de los 70 dólares; el motivo es que los dos mayores consumidores del mundo, Estados Unidos y China, no presentarán unas cifras de desarrollo especialmente boyantes, lo que achicará una demanda ya de por sí frágil.
LA DEBILIDAD POLÍTICA DE LA OPEP
Esta debilidad en la cartera de pedidos ha demostrado tener más peso que cualquier palanca que pueda mover la OPEP.
El pasado viernes 6 de septiembre, el bloque anunció que pospondrá hasta diciembre el desbloqueo de la producción de petróleo, con el propósito de contener la cuesta abajo en los precios del crudo. El aumento de 180.000 barriles diarios programado para octubre era retrasado, por tanto, dos meses.
El ‘golpe de timón’ empezó a gestarse a principios de la semana pasada, después de que los precios del crudo cayeran por debajo de los 73 dólares por barril. Arrastrado por los desalentadores datos económicos de China y Estados Unidos, el valor del petróleo alcanzaba su nivel más bajo desde finales de 2023, dando alivio a los consumidores después de años de inflación descontrolada. En contraste, las viejas potencias exportadoras, agrupadas en torno a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), veían con temor como el imparable desplome ponía en peligro sus balances.
LA DECISIÓN DE LA OPEP DE PROLONGAR LAS RESTRICCIONES A LA PRODUCCIÓN DE PETRÓLEO NO SOLO NO HA CONSEGUIDO HACER REBOTAR LOS PRECIOS, SINO QUE ESTOS CAYERON A NIVELES INÉDITOS DESDE 2021
La prolongación del ‘cerrojo’ a la producción de petróleo no solo no consiguió hacer rebotar los precios, sino que éstos respondieron el pasado martes rompieron un suelo de tres años. Ese mismo día, el bloque liderado por Arabia Saudí intentó pegar los trozos del jarrón revisando a la baja, por segundo mes consecutivo, su pronóstico sobre el crecimiento de la demanda global de crudo.
En su informe mensual de septiembre, la OPEP cifraba en 104,24 millones de barriles diarios y 105,99 los volúmenes consumidos a nivel planetario este y el próximo año, respectivamente.
Estos números implican crecimientos interanuales de la demanda de 2,03 millones de barriles para 2024 y de 1,74 millones de barriles para 2025. Hace un mes, la organización preveía que los aumentos serían de 2,11 y 1,78 millones.
LAS PROYECCIONES DE MERCADO NO AUGURAN NADA BUENO PARA LA OPEP: Estados Unidos y China arrastrarán a la baja el consumo global, y las nuevas potencias exportadoras CORTAN EL PASTEL EN CADA VEZ MÁS PORCIONES
Aún así, el comunicado de la OPEP se permitía un guiño al optimismo remarcando que los volúmenes reportados en la actualización se sitúan «muy por encima del promedio histórico de 1,4 millones de barriles diarios observado antes de la pandemia de la covid-19».
Sin embargo, la realidad del mercado es muy distinta de la de 2019, y las proyecciones de los ‘popes’ del sector energético no auguran nada bueno para el cártel. Estados Unidos y China arrastrarán a la baja el consumo global, y las nuevas potencias exportadoras, como el propio EEUU o Guyana, cortan en cada vez más porciones un pastel cada vez más pequeño.
En este escenario, la OPEP solo puede observar con impotencia como su privilegiada posición, ostentada durante tantas décadas, le es arrebatada. En palabras de Julian Lee, estratega de petróleo de Bloomberg, «una decisión de los productores de petróleo de retrasar el aumento de la producción no solucionará los problemas que enfrenta la OPEP+; solo aplazará el problema».